Dos agentes de la Guardia Civil, un capitán y un alférez, y su traductor, perdieron la vida el 25 de agosto en Afganistán, al ser tiroteados por un terrorista que trabajaba de chófer para los agentes. Todo ocurrió durante una instrucción en la base de Qala-i-Naw cuando el talibán disparó con un fusil de asalto y mató a los tres españoles. Compañeros de los agentes abatieron entonces al agresor, que se había infiltrado en la Policía afgana.
Los agentes fallecidos son José María Galera Córdoba, capitán de 33 años, de Albacete, y Leoncio Bravo Picayo, alférez de 33 años y de Vimianzo, en Coruña; mientras el traductor es el iraní nacionalizado español Ataollah Taefik Alili. Los agentes pertenecían a un grupo con base en Logroño y el próximo mes tenían que regresar a España. Al parecer, el suceso se inició cuando uno de los alumnos afganos, un terrorista infiltrado entre los aprendices y que gozaba de la confianza de los españoles, disparó contra los agentes y contra el intérprete iraní nacionalizado español, que también falleció.
Entonces otros agentes españoles dispararon contra el agresor, causándole la muerte.A raíz del suceso, miles de afganos intentaron asaltar la base de Qala-i-Naw, en la provincia de Badghis, al noroeste de Afganistán. Desde España, los datos manejados por los ministros de Defensa, Carme Chacón, e Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, indicaban que el atentado así como los incidentes posteriores en el exterior de la base de Qala-i-Naw fueron organizados y premeditados. Los dos ministros se reunieron el mismo día del atentado en la sede del Ministerio de Defensa para analizar las últimas informaciones recibidas sobre los sucesos. Al encuentro acudieron el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho; el director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Félix Sanz Roldán; y el comandante del Mando de Operaciones del Estado Mayor de la Defensa, general Jaime Domínguez Buj, así como mandos de la Guardia Civil. Indicaron que de la investigación también se desprende que la reacción del personal de seguridad español fue rápida y adecuada y que gracias a ella se pudo abatir al terrorista.
Añadieron que la respuesta de los efectivos españoles fue la adecuada y evitó víctimas durante los disturbios. Rubalcaba explicó que los dos guardias civiles fallecidos participaban en la misión desde marzo de este año y estaba previsto su relevo el próximo 22 de septiembre.Eran miembros de la Pomlt (Equipos Operativos Policiales de Adiestramiento y Enlace) con base en Qala-i-Naw, integrados en una misión de adiestramiento de la OTAN para el entrenamiento y formación de la Policía afgana. Estaban destinados en el Centro de Adiestramientos Especiales de la Unidad de Acción Rural (UAR), con base en Logroño, y ambos tenían una medalla OTAN. En total, la Guardia Civil tiene desplegados en Afganistán 37 efectivos integrados en diferentes misiones.