Vivió como un gallego de pura cepa (sus padres eran de Riotorto/A Coruña), pegado al sentir del Centro Gallego de La Habana desde los tiempos de gloria hasta los últimos instantes de la etapa nueva. Raúl tenía un sentido del humor inagotable, un amor incansable por Galicia y Cuba, sus dos ternuras junto a Valentina, la esposa cercana que aún le llora. Poco antes de iniciarse el nuevo año, Raúl nos decía adiós.Colaborador de España Exterior desde los principios, siempre se sintió muy unido a los medios que servían, y sirven, de transmisor de la situación actual de los gallegos/cubanos en la Isla.“Así estamos, compañero”. Adiós a un buen hombre. Gracias Raúl por tus esfuerzos sin desánimo, por tu corazón sin tregua.