Fallece César Ollero, un emigrante gallego ejemplo en la lucha contra la dictadura argentina

Dedicó las últimas décadas de su vida a conocer el paradero de su hija desaparecida tras ser llevada a la ESMA

Ollero, que nació en 1920 en la aldea de Sáa, ayuntamiento de Paderne de Allariz, Ourense, arribó junto a sus padres y su hermano menor a Argentina a mediados de los años 20 y se establecieron en la ciudad de Buenos Aires. Desde joven se vinculó al Partido Comunista donde llegó a ser secretario de propaganda del gremio metalúrgico en el que trabajaba.
Cuando se desató la Guerra Civil Española participó activamente en los comités de apoyo a la República. En 1943, durante el Gobierno militar presidido por el general Arturo Rawson fue detenido y llevado a la prisión de la isla Martín García, ubicada en el Río de la Plata, donde permaneció encerrado dos años en condiciones muy duras de aislamiento junto a otros dirigentes sindicales de origen comunista como Normando lscaro, José Peter, Pedro Chiaranti y Alfaro la Hoz. Cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial, cuya consecuencia fue la derrota de los países del eje, el gobierno argentino dejó en libertad a César y a los otros prisioneros.
En 1946 el gobierno de facto convocó a elecciones generales y el PC integró la Unión Democrática con el Partido Radical, el Socialista y los conservadores. El PC lo nombró candidato honorario a diputado, pues César mantenía su ciudadanía española y por eso no podía ocupar cargos políticos.
Luego de la derrota electoral de la Unión Democrática, accedió al poder Juan Domingo Perón, cuyo gobierno tenía una base obrera y antiimperialista. En la década del 50 César contrajo matrimonio con Luisa La Calle con la que tuvo dos hijas, Silvia e Inés, a quienes educó en un ambiente de estudio y sensibilidad hacia los temas sociales. Con el tiempo, la persecución política por parte del peronismo y su desacuerdo con algunas determinaciones tomadas por la cúpula del PC lo distanciaron de la vida política. Se volcó al mundo empresarial donde se destacó por su inventiva, sagacidad y capacidad innovadora. Fabricó las motocicletas Tehuelche y Ona y las heladeras Turena, que fueron muy populares en los años 60.
Durante el secundario, Inés, la hija menor de César, siguiendo sus pasos, comenzó a militar políticamente y se afilió a la Federación Juvenil Comunista, donde cumplió diferentes funciones demostrando compromiso y gran capacidad de liderazgo.
Secuestro
La noche del 19 de julio de 1977, dieciséis meses después del golpe de Estado que destituyó al gobierno de Isabel Perón, Inés, que tenía 22 años, fue secuestrada por un ‘grupo de tareas’ perteneciente a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) cuando volvía en un autobús de una reunión con sus compañeros.
César comenzó su lucha por conocer la verdad y gracias al testimonio del chofer y de los pasajeros del autobús, que declararon ante la justicia los detalles del operativo militar, pudo saber lo que le había sucedido a su hija, y probar que Inés fue conducida hasta la comisaría Nº 49 de la ciudad de Buenos Aires. Según versiones de sobrevivientes, desde allí fue llevada a la ESMA -que funcionó como uno de los más grandes centros clandestinos de detención de la dictadura- lugar de donde desapareció.
‘Habeas corpus’
Con el apoyo de la Liga por los Derechos del Hombre, Ollero presentó un ‘habeas corpus’ en el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Criminal de Sentencia Letra V. Debido a las numerosas pruebas reunidas, este ‘habeas corpus’ junto al de un dirigente secuestrado del Sindicato de Luz y Fuerza, fueron los primeros aceptados por la justicia argentina durante la dictadura.
César, con su perseverancia y arrojo, logró juntar las pruebas que otros familiares no pudieron reunir por temor a declarar. La trascendencia de la aceptación del ‘habeas corpus’ fue tan importante que el mismo general Jorge Rafael Videla, presidente de la Junta Militar, declaró en una visita a México que la justicia argentina funcionaba independientemente y dio como ejemplo el ‘habeas corpus’ aceptado en el ‘Caso Inés Ollero’. Este episodio aparece en el libro ‘El terrorismo en la Argentina’ editado en 1979 por el Ministerio de Interior.
La investigación realizada por César Ollero fue tan completa que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA eligió el caso de Inés para dar referencias, en 14 páginas, de todo el andamiaje de la dictadura. Y la posibilidad de llegar a expresar al conjunto de los afectados se desprendió de aquel trámite de ‘habeas corpus’.
Pese a este logro, y a la denodada lucha llevada adelante durante años ante la justicia argentina y tribunales internacionales, César murió sin haber podido reencontrarse con su adorada Inés.