Siempre hay nuevos retos para un equipo ganador como España. Con el pase al Mundial certificado de forma inmaculada, pasar a la historia ganando todos los encuentros de la fase de clasificación es el nuevo objetivo para unos jugadores que nunca se relajan. Igualar a la Brasil del 70 y la Alemania del 82 motiva a todos.
Del Bosque recuperó el esquema que guió a España a la conquista de la Eurocopa, con cinco centrocampistas, el toque por bandera y dos futbolistas asumiendo el liderazgo: Xavi Hernández y Cesc Fábregas.
El maestro y el alumno son compatibles. Reparten espacios, inventan pases medidos y aparecen por sorpresa en el área rival. Por fin cohabitan con el mismo protagonismo y dan un estilo inconfundible hasta en un día donde brillar era más difícil.
El diluvio que caía sobre el estadio La República no frenaba el ímpetu de las gradas, que empujaban a un equipo corto de calidad pero sobrado de coraje y que inquietaba con la pelea del incansable Goharyán, que sacó las carencias de Marchena y lo mejor de Puyol. En su cabeza estuvo a los 16 minutos el primer tanto del partido pero remató blando a las manos de Reina.
En un minuto Cesc pasó de un error que pudo costar caro a su mejor gol con la selección. Se resbaló cuando debía recibir un saque de esquina en la frontal y propició una contra que desperdició Pizzelli. Segundos después picó con magia un centro medido de Xavi y adelantó a España (min.33).
Fueron los mejores minutos de la selección. Con Cesc crecido, sintiendo el protagonismo de Mérida, inventó pases entre líneas para la llegada de Sergio Ramos por la derecha o los desmarques de Mata. Ramos y Marchena cabecearon dos acciones antes del descanso. El ataque de los zagueros, con todos queriendo marcar y el rival sin superar el centro del campo.
Pero cuando España debía sentenciar en la reanudación Torres, que andaba medio renqueante, dejó una imagen extraña. Era el minuto 52 y, con campo por delante, disparaba lejano sin confianza. Desviado. Dos minutos después dejaba su puesto a Álvaro Negredo. El último en subirse al carro con el sueño vivo de estar en el Mundial.
Y a continuación llegó el gol de Armenia. El primero que hace en su historia a España. Como de jugada parecía imposible que marcasen, lo hicieron a balón parado con una falta lateral que encontró la duda de Reina. No salió y permitió el barullo, con Arzumayán rematando un balón que desvió Puyol a la red. La grada enloquecía como Goharyán, que celebraba el tanto simulando a un torero.
Pero la alegría dura poco en casa del pobre. España se puso las pilas por minutos y sentenció. Un nuevo pase en profundidad de Cesc encontró la velocidad de Cazorla a los 63 minutos, derribado por el portero cuando iba a marcar. Mata materializaba la pena máxima engañando con su disparo al portero rival.
Nueve victorias consecutivas y a la espera, Bosnia. Un día de fiesta entre el clasificado al Mundial y el que jugará la repesca.