Entregan en la capital cubana el Premio ‘Rafael Alberti’ otorgado por la Sociedad de Beneficencia Andaluza

Las galardonadas fueron Thelvia Marín y Claribel Alegría

Thelvia Marín recibe el premio.

La ceremonia de entrega del Premio ‘Rafael Alberti’, máxima distinción que otorga la Sociedad de Beneficencia de Naturales de Andalucía y sus Descendientes de La Habana, se efectuó el pasado 27 de mayo en la Sala Tito Junco del Centro Cultural Bertolt Brecht en el Vedado capitalino.

La entrega del premio fue parte del programa de la Velada Inaugural: ‘Palabra del Mundo’ del 17º Festival Internacional de Poesía de La Habana, a la que asistieron más de cuatrocientas personas.

Entre las personalidades invitadas se encontraban el ministro de Cultura de Cuba, Julián González, y Miguel Barnet, poeta, etnólogo, escritor, y presidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) quien tuvo a su cargo las palabras inaugurales.

Aitana Alberti leyó la correspondiente acta del jurado que otorgó a las poetisas Thelvia Marín, de Cuba; y Claribel Alegría, de Nicaragua, el Premio Rafael Alberti 2014.

El titular de la Beneficencia Andaluza, Manuel Vallejo, y la presidenta del jurado, Aitana Alberti, junto a los poetas Pablo Armando Fernández, Alex Pausides y la directora de la entidad andaluza, Mirian Castro, entregaron el Diploma a Thelvia Marín.

“Recibir un premio con el nombre de un poeta como Alberti es para mí un inmenso honor y me compromete a seguir escribiendo y dando lo mejor de mí”, declaró a los medios la homenajeada.

Por su parte, Claribel Alegría envió un mensaje de agradecimiento a los organizadores del evento por el lauro obtenido.

El Festival Internacional de Poesía se celebró en La Habana del 24 al 31 de mayo, convirtiendo a la Isla en la ‘capital mundial de los versos’. Entre sus momentos más importantes estuvieron la acción poética ‘Palabra del Mundo’, el ‘Encuentro de poetas en defensa de la Humanidad’, la lectura de poemas en todos los municipios de la capital cubana y el foro ‘Mujer, poesía y acción ciudadana’.

Biografías

Thelvia Marín Mederos (Sancti Spíritus-Cuba, 1922) ha brillado en las artes plásticas, literatura, periodismo, y diplomacia. En fecha reciente recibió el Premio Iberoamericano Extraordinario ‘Chamán’ de Comunicación y Oralidad.

En 2009 se editó en Tenerife el libro ‘Ego sum qui sum’, que recoge imágenes de sus esculturas y pinturas así como una muestra de su labor poética. En 2011 la Asociación Canaria de Cuba publicó ‘Piel de sílabas. Antología poética 1957-2011’.

Es miembro de la Asociación de Literatura y Artes Plásticas de la Uneac. De 1957 a la fecha ha publicado poemarios, cuentos, ensayos y textos teatrales, en total más de 20 volúmenes. En 1976 publicó en México la novela testimonio ‘Condenados: del presidio a la vida’ y ahora prepara para Cuba la edición de otra, ‘La amante japonesa del obispo kamikaze’.

Tres esculturas suyas han sido distinguidas con la categoría de Monumento Nacional. Y, tras ganar el concurso correspondiente, realizó en la Universidad para la Paz, en Costa Rica, el Monumento al desarme, el trabajo y la paz.

Su obra le ha ganado prestigio también fuera de Cuba. La escultura ‘Indio Hatuey’, enclavada en la Plaza Indoamérica de Quito, le valió el título de Huésped Ilustre de esa ciudad. Hay imágenes suyas de José Martí en 14 países. Tiene obras en Canarias, en África y en otros parajes del mundo.

Claribel Alegría (Nicaragua 1924) es escritora, poeta, narradora, ensayista y traductora. En 1948, Claribel Alegría publicó su primer poemario, ‘Anillo de silencio’. Socia honoraria del Ateneo Americano, formó parte de la llamada ‘Generación comprometida’, subrayando su compromiso con la resistencia no violenta, contra los regímenes dictatoriales y las guerras e injusticias sociales que han asolado sus países de origen.

Su poética se erige como testimonio de las sucesivas experiencias personales y nacionales: la ausencia del ser amado (su esposo murió en 1979), del reconocimiento histórico y la identidad cultural. Su palabra poética se define por su deseo de fijar las emociones más duras e insoportables teñidas sin embargo siempre de una enorme e inalterable esperanza en el futuro.