Con la ley en la mano

¿En qué estamos interesados?

Por Ricardo Martínez Barros

Asisto atónito a la “obra de teatro” que en un escenario fúnebre de la lejana Sudáfrica ejecutan los líderes del mundo, con sus risas, sus autofotos (el denominado fenómeno selfie, que parece estar de moda en los funerales) y sus citas para practicar por la mañana running (anteriormente llamado footing) para regresar, a continuación, a sus respectivas “guaridas”, en donde les espera el vermut con patatas paja.

Yo me pregunto ¿realmente nos interesan estas noticias? ¿estamos seguros si los Jefes de Estado,autoridades y demás acólitos que asistieron al funeral de Nelson Mandela fueron a rendir homenaje póstumo al líder, aún caliente, e impregnarse del “espíritu Madiba” (el de la reconciliación sin resentimiento, el de la lucha por el reconocimiento de los derechos, el de la capacidad de diálogo) o más bien fueron a divertirse y lucir moda hipster?

Viendo al “payaso” que gesticulaba al lado de cada orador, que más parecía interpretar un “breakdance” que el lenguaje de los sordomudos, mi asombro alcanzó límites de desesperación, porque no es posible que hayamos alcanzado este grado de “tomadura de pelo”, hasta el punto de considerarlo noticia de interés. Ya no sé lo que tiene interés o simplemente es interesante. Es posible que ambos términos venga a significar lo mismo, pero, sinceramente, todo esto ni lo encuentro interesante, ni es de mi interés. O quizás tenga el mismo interés que pueda tener lo que estoy ahora escribiendo. O sea, ningún interés.

Me da la sensación que “lo interesante” es todo aquello que nos impregna, invade, y que nos meten por los ojos y por las orejas y nos adoctrinan para que así lo repitamos. Nuestro interés se centra en lo que los demás nos dicen que es interesante

Sin embargo yo me resisto a admitir que no haya otras noticias de interés. Por ejemplo,la noticia que nos brindó este periódico al anunciar que la Justicia argentina (aunque hayan sido sólo dos Juzgados) declare inconstitucional la resolución 5318 del BCRA, sobre la “pesificación” de las pensiones asistenciales, de manera que los emigrantes vuelvan a percibir sus remuneraciones en dólares…”. O la noticia que nos alerta sobre el incremento de la emigración española, o aquella reciente que nos informa que el Gobierno español se niega a someterse a las condiciones vomitivas de un adinerado empresario americano que pretende modular las costumbres y vida de una sociedad bajo la promesa de una gran timba de juego, es algo que reconforta. Pero son pequeñas y poco interesantes noticias para aquellos que sólo buscan en el tabloide de la información, o la banalidad del comentario, o la autosatisfacción con la frase o discurso que encaje en su pensamiento. Es como si toda la platea estuviese invadida de movimientos selfies, que buscan la autocomplacencia o la “autofoto”, con o sin funeral.

Es Navidad. Posiblemente, en unos días, nazca un Nuevo Año. Todo volverá a ser igual. Pero quizás en algún lugar, y en algún momento, y por alguien que ni es interesante ni transmite cosas de interés, tal vez pueda estar incubándose algo mejor y más satisfactorio y positivo que nos permita exclamar que “tenga algo de interés, porque es interesante”. Por ejemplo, que en el Nuevo Año los partidos políticos de este país se pongan de acuerdo para hacer posible que los intereses y derechos de los emigrantes sean debidamente atendidos, y para hacer posible que los graves problemas de estado se resuelvan pensando en el interés de todos, y no en el de esos que se dedican a hacer selfies en un funeral cualquiera.