Por la mañana del viernes 8 de marzo, la Plaza de Galicia de la costa Montevideana, albergaba a un grupo de emigrantes y descendientes gallegos que rodearon el busto de Rosalía de Castro en un sentido homenaje a la mujer. Hizo uso de la palabra el presidente de la Comisión de Cultura del Centro Gallego, Manuel Losa, y luego dos mujeres integrantes de la directiva depositaron un arreglo floral.
Luego, por la noche, en la sede central de dicha institución, también Manuel Losa hizo una exposición acerca del merecido trato que debe recibir la mujer.
Pero a la misma hora, en la sede del Patronato da Cultura Galega de Montevideo, el salón volvía a quedar chico ante el centenar de asistentes que acudieron para celebrar el Día de la Mujer organizado por los presididos por Ana Lorenzo.
Allí la propuesta fue otra. Luego de emitirse dos vídeos alusivos a la fecha y explicar la decisión por la cual las Naciones Unidas determinaron el 8 de marzo como día internacional de la mujer, dos gallegas emigrantes de mitad del siglo pasado dieron su testimonio acerca de lo que vivieron tanto en el barco como luego al llegar a Uruguay. La vida de los emigrantes es dura, ya se sabe, pero para niñas pequeñas atravesar el Atlántico en aquellos años, en travesías que duraban un mes y en condiciones dramáticas, fue una marca que llevarán toda su vida.
El acoso sexual, la degradación por hablar distinto, por no conocer la ciudad, son algunos de los tópicos contados por las varias mujeres emigrantes y descendientes de emigrantes que hablaron en el acto del Patronato, donde la reflexión de los avances logrados y de cómo hay que continuar conquistando derechos para la mujer, fue el mensaje final que se llevaron los asistentes.