El 27 de octubre de 2005 en la Diputación de A Coruña, se disponía la donación de 42.000 euros para la adquisición de una nueva sede para el Patronato da Cultura de Montevideo, que se está concretando en esta semana. Lo más increíble es que nadie del Patronato estaba al tanto de la decisión que habían tomado los presididos por Salvador Fernández Moreda, “ni lo habíamos imaginado”, confesaría más tarde la presidenta del Patronato, María del Carmen Lorenzo, quién aseguró que “siempre comentamos a nuestros visitantes que tenemos poca capacidad y que muchos cursos deben dictarse fuera”, porque la vieja sede de la calle Río Branco no tiene mucho lugar.
Es que tapizada por la biblioteca más voluminosa y antigua de la diáspora gallega, esta institución que difunde la cultura de la nación de Breogán en Uruguay, vio como poco a poco su espacio se fue acotando y al fracasar el intento de unión de todas las entidades gallegas de Montevideo, más de diez, resultaba imperioso conseguir nuevo local.
Así fue como una vez recibida la donación se pusieron en campaña de buscar un local, consiguiendo al fin una “noble casa”, tal como fuera definida por los constructores, ubicada en la calle Rondeau 1421 a menos de 200 metros del kilómetro cero del Uruguay, lo que le da un acceso y seguridad imprescindible para las actividades del Patronato que, hasta el momento, se realizan sólo en el horario de 17 a 23 horas.
Un poco de historia
Si bien esta compra se convertirá sin duda en uno de los principales acontecimientos de este siglo para el Patronato, todo comenzó a gestarse en el siglo pasado cuando un grupo de emigrantes de vocación galeguista se venía juntando en un local alquilado de la avenida 18 de Julio 966.
En estas reuniones se estaría conformando la creación de una institución que transmitiera la lengua, historia y cultura de Galicia en todas sus manifestaciones. Transcurría el año 1954 cuando el 8 de junio se funda el Patronato compuesto por hombres destacados en la historia gallega como Cancela Freixo, Abelardo Cerdeira, Miguel Vázquez Valiño, y el mecenas Jesús Canabal, un empresario gallego que marcó con su aporte económico su inquebrantable compromiso con su patria.
Otras figuras desatacadas en aquellos años fueron Pedro Couceiro, Manuel Meilán y Antón Crestar, del que justamente su hija presente en la asamblea que decidía la compra de la nueva sede afirmó que para su padre era muy importante el mes de su aniversario, junio, que es justamente cuando se firmará la compra de la nueva casa.
Esta simbología quedó grabada a fuego en todos los asambleístas que aprobaron por unanimidad y aclamación la adquisición de la nueva casa de más de 400 metros cuadrados construidos que, luego de una importante refacción, posibilitará dar cumplimiento a los objetivos y cometidos de la institución.