La aportación pública no será gratuita. Para garantizar su correcto uso, y dado que el FROB controlará el 93,16% del nuevo banco, nombrará hasta tres consejeros y vigilará muy de cerca la gestión del equipo liderado por Castellano. Cada tres meses, el banco tendrá que remitir al FROB un informe sobre el cumplimiento de su plan de viabilidad, y el fondo si detecta desviaciones puede imponer medidas correctoras.
El 6,84 por ciento restante lo detentará Novacaixagalicia. La Caja, con un valor en libros de 1.714 millones, pasó a ser valorada en 181 millones en euros, equivalente en realidad al 10,5% del valor en libros de Novacaixagalicia. Así el peso de la Caja en el accionariado del banco se reduce al 6,84% del capital, la mitad de lo que anunció el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, quien aseguró que la caja tendría un 15% del capital de la entidad, y lo tendrá, aunque en una fecha por determinar antes del 15 de diciembre.
El reto es que el capital gallego llegue a controlar el banco. Y que la caja se garantice al menos un 15% del dividendo de NCG Banco, con el que mantendría viva su obra social. La operación complicada pasaría porque NCG Banco compre activos de la caja, y con esa liquidez la entidad adquiera a su vez acciones del banco. El presidente ejecutivo de NCG Banco, José María Castellano, sigue negociando con fondos americanos y empresarios gallegos para captar entre 500 y 700 millones de euros. Estos inversores tendrán que comprar las acciones al FROB a precio de mercado y unos intereses del 12,5% anual, de modo que los primeros inversores pagarán menos y los siguientes, más. Con la ampliación de capital aprobada en el consejo de Novacaixagalicia, NCG Banco suma un principal de 5.275 millones que le aporta un core capital del 10,45 % (se exige un 10 %), con un coeficiente de solvencia del 15,67 (de los más altos del sector).