Con la ley en la mano

El engañoso reclamo del ave-lira y el “sonido” de las hipotecas

Por Ricardo Martínez Barros

En el canto XII de la Odisea, Ulises, advertido por Circe, ordena tapar con cera los oídos de sus remeros para evitar que se rindan al canto de las Sirenas que les atraen hacia los peñascos, en donde viven, y evitar que les arrastren hasta el fondo del mar. En los bosques de Victoria y Queensland, en el continente australiano, habita curioso pájaro, llamado ave-lira soberbia, que imita todo tipo de sonidos, desde el chirrido de los frenos de un descapotable hasta el estridente sonido de una sierra, pasando por todos los registros canoros de las aves que pueblan el bosque.

No sé por qué se me ha ocurrido buscar estos símiles auditivos para adentrarme en el ruidoso mundo de los “sonidos” de las hipotecas. Es verdad que, cuando hablamos de hipotecas, “nos suena todo”. Nos suenan las “cláusulas suelo”, las “comisiones abusivas”,” los intereses usurarios”, “los desahucios”… Y no sé si es mejor tapar nuestros oídos a todo “canto engañoso” que nos engatuse bajo el aparente envoltorio de la legalidad bancaria, o , por el contrario, asumir nuestra débil posición de “trufados consumidores” y aceptar una realidad que se irá construyendo a base de esfuerzos, perseverancia y fe. Y en eso estamos con relación con la que será la NUEVA LEY DE AMORTIZACIÓN HIPOTECARIA, en fase de Anteproyecto, y que se haya en período de consulta pública hasta el próximo 15 de septiembre. Se vislumbran cambios importantes que van a afectar tanto a las hipotecas ya constituidas como a las que se formalicen en un futuro

Habrá más trasparencia. Desparecerá el sistema de cobro por separado de las comisiones de apertura y estudio. Sólo se podrá aplicar un coste por apertura. Se abaratará el coste de amortización anticipada, y a partir del sexto año la entidad financiera no podrá cobrar comisión alguna por este concepto. Habrá un mayor control y exigencia de conocimientos respecto al personal que está al servicio del prestamista, debiendo someterse a las calificaciones que determine el Ministerio de Economía.

Todo esto ¿serán “cantos de sirena” que nos atraen hacia el abismo de la insatisfacción, o más bien serán “sonidos repetitivos” que pretenden solapar el verdadero mensaje que ha de trasladarse a la sociedad? Tengo mis dudas de que estos “parcheos” colmen la exigencia de hacer un cambio profundo en los principios que han de regir la justicia social y que permitan un mayor control frente a los abusos y acumulación de poder de unos pocos.

 Desde aquí cumplimos con alertar. A otros les toca reflexionar ¿o no?