La autopsia no reveló nada anormal.
García Antón informó de que el maquinista, una de las 42 víctimas mortales del accidente, (una de ellas murió días después) había trabajado primero como inspector e interventor en la Línea 1 y, tras 224 horas de prácticas, se le consideró habilitado para conducir un tren, lo que hacía desde el pasado abril. Sin embargo, el secretario general del sindicato SIF, Jorge Álvarez, denunció que el conductor del convoy no era maquinista, sino agente de estación que había recibido clases prácticas durante catorce días.
El informe del comité de seguridad de Ferrocarrils, tras la lectura de la caja negra del convoy, concluyó que el tren circulaba a una velocidad de ochenta kilómetros por hora cuando descarriló en una curva del recorrido entre la estación de Plaza España y la de Jesús, donde la velocidad obligatoria era de cuarenta kilómetros por hora. En cuanto al sistema de seguridad, el conseller explicó que esta línea lleva desde hace seis años un sistema de frenado automático puntual, similar al instalado en los trenes de cercanías, que no frena “específicamente” en el punto en el que se detecta un aumento de velocidad, sino que se da un tiempo para que el conductor reduzca y, de no hacerlo, es la propia máquina la que lo hace. Según apuntó, en este caso no dio tiempo a que el tren empezara de forma automática a reducir la velocidad, ya que el descarrilamiento “se produjo antes de que se recorriera el espacio necesario para que se pudiera frenar”.
Del total de 42 personas fallecidas en el accidente, casi la mitad, veinte, residían en la localidad de Torrent, con lo que el pueblo quedó conmocionado con el accidente en el metro. Además, parte de las personas muertas eran originarias de otras Comunidades, principalmente, de Castilla-La Mancha, de Andalucía y de Castilla y León.
Centro Cultural Andaluz
Tres de los cinco andaluces fallecidos formaban parte del Centro Cultural Rociero Andaluz de Torrent. Al funeral que se celebró en la localidad asistieron unas 3.000 personas, entre las que se encontraban el ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, y representantes de los Gobiernos de Castilla La-Mancha y Andalucía. Por otra parte, del total de víctimas mortales, se da la circunstancia de que 31 son mujeres y, entre ellos, hay cuatro extranjeros de nacionalidades argentina, paraguaya, búlgara y colombiana. El día después del siniestro, miles de españoles recordaron en silencio a las víctimas del accidente. Además, se emitieron numerosas muestras de apoyo por parte de los ciudadanos españoles residentes en el exterior, especialmente, desde la Comunidades Valencianas. En cuanto a los heridos, días después del accidente dos de las siete personas que permanecían hospitalizadas se encontraban muy graves. Sobre la autopsia del maquinista del convoy accidentado, el conseller de Sanidad valenciano, Rafael Blasco, aseguró que “no hay que destacar ninguna cosa que no esté dentro de la normalidad”.
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Los Reyes presidieron un emotivo funeral
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Los Reyes presidieron en la Catedral de Valencia el funeral por las víctimas del accidente del metro en que perdieron la vida 42 personas, y a cuyos familiares Don Juan Carlos y Doña Sofía consolaron personalmente. Más de mil personas asistieron dentro del templo a la ceremonia religiosa, mientras en los alrededores de la catedral otros cientos siguieron a través de pantallas gigantes la misa, oficiada por el Arzobispo de Valencia, Agustín García Gasco. Al funeral asistieron numerosas autoridades, entre ellas el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero; y el presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps. Los familiares de las víctimas, muchos de ellos llorando y con gestos de sufrimiento, recibieron palabras de cariño y gestos de afecto de los Reyes, que fueron despedidos con aplausos, al igual que a su llegada.