El Centro Pontevedrés de Montevideo ofreció una emotiva bienvenida al nuevo embajador español en Uruguay, el exconselleiro Roberto Varela

El mismo día que presentó las cartas credenciales ante el presidente del país, José Mújica

Charlando con el presidente José Mújica tras presentar las credenciales.
Se emocionó al escuchar las gaitas.
El diplomático se dirige a los asistentes al acto.
El embajador Roberto Varela, centro, con la directiva del Centro Pontevedrés.

Tras presentar las cartas credenciales ante el presidente de Uruguay, José Mujica, el nuevo embajador de España, el gallego Roberto Varela Fariña quedó impuesto en el cargo que le encomendó Mariano Rajoy y en esa misma noche fue recibido por sus paisanos del Centro Pontevedrés donde se emocionó con el sonido de las gaitas y la lengua de su tierra que todos hablaban y entendían a once mil quilómetros de ella.

Acompañado de autoridades de la Embajada española y la Cancillería uruguaya, Roberto Varela Fariña presentó las cartas credenciales el jueves 10 de mayo por la tarde ante el presidente de la República Oriental del Uruguay, José Mujica, a quién le dijo que era “el embajador de España pero que también era el embajador de todas las gallegas y los gallegos, y por lo tanto le manifesté mi procedencia y lo que eso implica en un país como es Uruguay”.

En una animada charla entre el primer mandatario y el nuevo embajador, se conocieron y quedó formalmente investido como representante del Reino de España en Uruguay.

Presentación en sociedad en el Pontevedrés

Por la noche fueron los directivos del Centro Pontevedrés de Montevideo los que le recibieron acompañados de dirigentes de toda la colectividad gallega, asistiendo también el cónsul general, Eduardo de Quesada, el delegado de la Xunta de Galicia, Manuel Barros, la directora del Centro de Formación de la Cooperación Española, Violeta Domínguez Acosta, el jefe de la Consejería de Trabajo, Carlos Cortón, entre otras autoridades presentes.

La recepción y posterior cena le permitió descubrir un rincón de su Pontevedra aquí en Montevideo, hecho que estampó en el libro de visitantes ilustres de la entidad que dirige Valentín López y actúa como secretario un ourensan, Eduardo Alonso.

Pero la emoción primera de la noche se la dieron el son de la gaita y el repicar del tambor y el bombo que comenzó a llenar de muiñeiras el salón de fiestas. Los gaiteros, que se hacen llamar ‘Os de antes’, tuvieron un integrante novedoso en el bombo, Cándido Lois, quien además de directivo del Pontevedrés también es tesorero de Casa de Galicia.

Emocionadas palabras

Tras una presentación en sociedad hecha por el secretario de la institución, Alonso, y un brevísimo mensaje del presidente López que le expresó el deseo de éxito y el agradecimiento al Gobierno español de que “por fin tenemos un embajador gallego”, Varela Fariña recibió un fuerte aplauso acompañado del compromiso de “estar siempre a las órdenes”.

Antes de dirigirse a los presentes, le fue entregado una plaqueta y un carné de socio de honor del Centro Pontevedrés, así como otro al cónsul Eduardo de Quesada, lo que significó una alegría para ambos en una noche que tuvo la mínima formalidad para sentirse todos en familia.

Varela dijo sumamente emocionado que “vamos a hablar nuestra lengua que es el gallego, y espero que nadie se sienta ofendido, pienso que lo merece la ocasión aquí en el Centro Pontevedrés”.

Confesó inmediatamente que “hay días que uno nunca olvida”, haciendo una crónica por esos días como “cuando me hice diplomático, cuando llegué al primer destino y conocía las primeras personas, nunca me olvidaré cuando me llamó el presidente Feijóo para ofrecerme ser parte de su gobierno, de lo cual me siento sumamente orgulloso, y tampoco puedo olvidarme nunca de un día como hoy que me vestí de novio para un acto muy especial como lo es la entrega de las cartas credenciales ante el presidente de este hermoso país, Uruguay, el señor Mujica, a quien le dije que yo era el embajador de España pero que también sobre todo era el embajador de todas las gallegas y los gallegos, y por lo tanto le manifesté  mi procedencia y lo que eso implica en un país como es Uruguay y en Montevideo”, una de las ciudades más gallegas de la diáspora.

Quebrando la voz, el nuevo embajador agradeció “de corazón, porque me emociono fácilmente, pero cuando uno escucha las gaitas fuera (de Galicia) y está rodeado de gallegos es inevitable emocionarse y espero controlarlo. En cualquier caso agradezco muchísimo la hospitalidad y el cariño que uno recibe aquí, donde tengo la sensación que no salí de Meaño (su pueblo natal) aunque si bien hay once mil kilómetros de distancia. Y esa es la fuerza que tenemos los gallegos: estamos a once mil kilómetros, estamos muchos años fuera y seguimos siendo gallegos, eso es nuestro y no lo podemos evitar”.

Ya culminando con su oratoria afirmó que “junto al cónsul general, Eduardo de Quesada, estamos a su disposición, y vine aquí a servirles a todos ustedes, servir a todos los españoles, pero que sepan que a los gallegos y vosotros los pontevedreses, los llevo en el corazón porque también soy de allí” sentenció quebrando la voz nuevamente lleno de emoción y ante un aplauso que lo cobijó.