El Centro Gallego de Montevideo, el más antiguo del mundo, conmemoró los 138 años de su fundación

El consejero de Empleo y Seguridad Social en Uruguay, Benito Díez, animó a las entidades a adaptarse a los nuevos tiempos y continuar por el camino de la unidad

Las autoridades que acudieron al acto brindaron por el 138 aniversario del Centro Gallego de Montevideo.
Los socios que recibieron la medalla por los 25 años en la entidad.
Intervención del presidente del Centro Gallego, Julio Ríos.

El 30 de agosto de 1879 se fundaba en la capital uruguaya el primer centro gallego de la diáspora que, en principio, funcionaba en una casa de la céntrica calle Paraguay y que, tras cuatro décadas de juntar fondos entre todos los socios, logró adquirir el predio y construir la actual sede de la calle San José, considerada patrimonio histórico gallego y arquitectónico uruguayo, ya que fue la primera construcción en el país diseñada para el funcionamiento de un club social.

Los himnos de España, Uruguay y Galicia fueron respetados y entonados por los asistentes que rodeaban a una mesa integrada por el presidente del Centro Gallego, el ourensán Julio Ríos, el cónsul general de España, José Rodríguez Moyano, el consejero de Empleo y Seguridad Social, Benito Díez Arce, los alcaldes de los Centros Comunales de Montevideo 1 y 8, Carlos Varela y Francisco Platero, respectivamente, y el presidente de la Federación de Instituciones Españolas, Jorge Torres.

Ya al ingresar al predio el grupo de gaitas de la institución le ponía la música al entorno gallego de la plaza colonial dominada por el ‘cruceiro’ construido por ‘canteiros’ pontevedreses, hecho que fue resaltado en su discurso de bienvenida por el presidente Ríos, quien afirmó que “la integración de músicos y bailarines jóvenes de nuestro club con otros ha posibilitado que se realizaran en nuestras instalaciones y otras la máxima expresión del arte gallego en Uruguay”.

También destacó la importancia del manejo de esta directiva y de las anteriores en la sostenibilidad económica conquistada desde hace varios ejercicios, lo que “unido al apoyo que ustedes nos dan permanentemente, hace que el Centro Gallego pueda continuar creciendo”.

Patrimonio

Luego sería el consejero de Empleo y Seguridad Social, Benito Díez Arce, el encargado de hacer un poco de historia del primer Centro Gallego de la diáspora “que fue fundado unos días antes del de La Habana”.

Destacó el patrimonio del mismo, con el complejo polideportivo de Carrasco, con dos gimnasios, campos de fútbol 5 y once de dimensiones reglamentarias, pista de voleibol y tenis, una piscina abierta y otra cubierta con un centro de recuperación cardíaca funcionando en el lugar, además de quinchos para reuniones y parrilleros diseminados por todo el amplio jardín.

Díez Arce explicó también la importancia de la céntrica sede social, declarada patrimonio de la galleguidad, la cual, además de contar con un teatro, sala de ensayos de danza, biblioteca, cantina y demás instalaciones, tiene el privilegio de estar situada en el centro de Montevideo.

También destaco el aporte de muchos gallegos para la institución, entre los que destacó al empresario Jesús Canabal.

Explicó como en la década de 1950 existían algo más de veinte instituciones gallegas en Montevideo y “todas desarrollaban una gran actividad. En la actualidad son catorce, incluyendo la Federación de Sociedades Gallegas y la Asociación de Empresarios Gallegos”.

Reflexionó que “curiosamente, después de que dejase de venir emigración gallega a Uruguay, se fundaron varias instituciones” y confesó que “no nos debemos olvidar nunca de los orígenes y aportaciones, tanto de asistencia como culturales, educativas y otras, de estos centros gallegos de la diáspora”.

Adaptarse a los nuevos tiempos

El consejero de Empleo se refirió a una idea que comparte el Gobierno de España y también el de Galicia: “Las instituciones tienen que adaptarse a los nuevos tiempos y a las necesidades de la sociedad. Esta sociedad digital al fin, nos obliga a introducir cambios estructurales en el funcionamiento y prestación de servicios de los centros a la colectividad”.

En este sentido, aseguró que “si no vamos al ritmo de las exigencias de la nueva sociedad, los centros corren el riesgo cierto de quedarse obsoletos más pronto que tarde. Y sobre todo de las necesidades de los jóvenes que requieren nuevos servicios”.

Remarcó que “no se pueden permitir quedarse mirando solo al pasado, es imprescindible seguir dando servicios a la sociedad con la mirada en el futuro”.

Como ejemplo explicó que en la jornada anterior acompañó al secretario xeral da Emigración de la Xunta de Galicia, Antonio Rodríguez Miranda, a un encuentro con los beneficiarios del programa de becas para realizar estudios de posgrado en las universidades gallegas, los que tenían que ser gallegos, pero ninguno de ellos se enteró de las becas a través de los centros gallegos, sino que lo hicieron a través de la redes sociales y las páginas web. “Ahí tienen un ejemplo de la distancia que hay entre muchos centros y la realidad de los jóvenes y la preocupación de éstos”.

Afirmó, finalmente, que “los centros tienen que unirse y prestar servicios acordes a las necesidades del siglo XXI. Tienen que hacer un esfuerzo en ese sentido ya que en otro caso, si no se adaptan, no habrá un futuro que pueda interesar a los más preparados y los más jóvenes. El futuro está en sus manos, el pasado brillante de sacrificio y de éxito, de gran orgullo para ustedes, ya pasó… ahora hay que atraer a los jóvenes que son los que pueden aportar nuevos conocimientos y sabia nueva”.

Posteriormente sería el cónsul general, José Rodríguez Moyano, quien se dirigió al auditorio felicitándoles por los 138 años de existencia y la autonomía financiera del Centro Gallego, poniéndose a las órdenes de los españoles tanto él como todo el Consulado. Recordó que durante su estancia en funciones diplomáticas en Buenos Aires, le llamaban de “gallego”, y “me cansaba de explicarles que era andaluz, por lo que al no comprenderlo cuando me preguntaban de donde era les decía que soy gallego del sur”.

Medallas a los socios con 25 años

La ceremonia que contó con la participación del coro De Profundis y una discoteca que animó a los comensales a bailar en la pista, también tuvo una emotividad muy grande al entregar las correspondientes medallas a los socios que cumplieron 25 años en la entidad. Recibieron la distinción Manuel Figueroa, José Mario Gil, Jesús López Pita, María Elsa Duarte, Manuel Pombo, los hermanos Andrés y Juan Sesmonde, Manuel Riveiro y el actual presidente de la institución, Julio Ríos.

La emotividad estuvo presente cuando el expresidente de la Asociación de Empresarios Gallegos, Mario Gil, quien fue el primer presidente de esta institución nacido en Uruguay, recibió de su hermana Charo Gil, actual directiva del Centro Gallego, la medalla por sus 25 años de socio.