El Centro Gallego de Montevideo, el más antiguo del mundo, celebra su 132 aniversario

El complejo deportivo de la institución acogió la fiesta a la que acudieron destacadas autoridades del país

Emocionado hasta las lágrimas, Jorge Torres entrega su diploma a Jose Fandiño.

 

La fiesta se llevó a cabo en el complejo deportivo de la institución, en el paquete barrio montevideano de Carrasco, donde casi tres hectáreas brindan un acogedor encuentro de la naturaleza para la práctica del deporte en gimnasios cerrados, pileta, canchas abiertas y salón de fiesta estupendamente acondicionado por las damas que integran la directiva. El cuerpo de baile de la institución, Alborada, desplegó todo su arte con el colorido de sus trajes típicos y la plástica de sus danzas, despertando los recuerdos de más de medio millar de emigrantes que disfrutaban de la fiesta.

Emocionado presidente

La ocasión fue propicia para que debutara en una fiesta el primer presidente del Centro Gallego más antiguo del mundo que no nació en Galicia, como lo es Jorge Torres Cantalapiedra, que está censado en el País Vasco y nació en Montevideo. Justamente, su emoción se dejaba traslucir en su voz, pero si a eso le sumamos que esa noche su hija festejaba 19 años de vida, el doble sentimiento se entrelazaba en los dos grandes amores que le abarca su vida como lo es su familia y el Centro Gallego, donde se crió desde antes de gatear.

En su alocución, el presidente del Centro Gallego agradeció al presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijoó, al secretario xeral de Emigración de la misma, Santiago Camba, al delegado de la Xunta en Uruguay, Manuel Barros, y “a los equipos que les acompañan porque sin el apoyo de ellos nos hubiera costado un poco más conseguir nuestro objetivo”, aseguró. También reconoció especialmente a “nuestra querida amiga la directora de la Ciudadanía Española en el Exterior, Pilar Pin Vega”, al tiempo que también se refirió a la Asociación de Madrileños del Uruguay que se formó y disfruta del Centro Gallego gracias al convenio firmado con la “queridísima amiga la directora de la Agencia Madrileña de la Emigración, Victoria Cristóbal”.

Tras hacer un relato del desarrollo de las construcciones y proyectos que se vienen llevando a cabo en el complejo deportivo, prometiendo que antes de fin de año esté culminado el gimnasio de recuperación cardíaca, Torres hizo un sentido homenaje al expresidente, Manuel Calvo Pan, fallecido a fines del año pasado y sobre quien destacó que tenía tres amores además de su familia: “el Centro Gallego, Peñarol y Cambadu”.

Ministros presentes

Representando al gobierno uruguayo estuvieron los ministros de Educación y Cultura, Ricardo Ehrlich, y el de Turismo y Deporte, Héctor Lescano, siendo justamente el primero quien hizo uso de la palabra destacando que en su reciente visita a Vigo “me emocioné cuando vi en el puerto el monumento al emigrante”, puntualizando que “lo que uno piensa es lo que significó para tantas familias dejar su tierra natal, dejar ese país, esa región maravillosa y buscar un horizonte en tierras desconocidas donde había un coterráneo que se había instalado primero, pero donde había que rehacer la vida, romper raíces en el lugar donde se había nacido e ir hacía una tierra nueva”. Paralelamente, destacó que “en las primeras décadas del siglo XX se erigió en nuestro país un monumento al inmigrante donde mostraba que estas tierras recibían con brazos abiertos y generosos a aquellos que llegaban. En un momento que revisamos 200 años de nuestra historia, esto nos hace reflexionar profundamente sobre cómo se construye una nación en el destino de las comunidades que se van sucediendo y en ese fenómeno de arrancar raíces y tratar de echar raíces en otro lado”, remarcó.

El exalcalde de Montevideo comentó, también, que “cuando comenzó la ceremonia escuchamos tres himnos y me parece importante destacar la emoción de compartir tres himnos que demuestran que los tiempos pasan pero que finalmente han quedado raíces aquí y allí”; agregó que “para poder echar raíces en la tierra que se vive siendo un emigrante, lo importante es no perder las raíces del lugar donde se nació; entonces el aporte de tantas generaciones de emigrantes, el aporte de su conocimiento, su cultura, su sabiduría que ha sido tan rico para crear nuestro país tiene mucho que ver con la riqueza de esas raíces que se mantuvieron a través de mucho tiempo”. Erhlich destacó cómo los descendientes nunca pierden el vínculo con la tierra de origen y “es sorprendente esa fuerza, esa vitalidad que pasa a través del tiempo y salteándose una generación aparece de pronto con toda su fuerza, se recupera una lengua, una tradición que siguen totalmente vivas”, destacando esto como “una lección de nuestra propia historia que nos tiene que dar mucha fuerza para construir juntos nuestro futuro”.

“Hoy todos somos gallegos”

Por otra parte, el cónsul español, Eduardo De Quesada, señaló que “hoy todos somos gallegos” uniéndose de esta forma a los festejos del Centro Gallego más antiguo del mundo.

De Quesada comentó que en Uruguay hay 65.000 españoles, lo que le convierte al sexto país con mayor número de españoles, puntualizando que los gallegos componen el 64.5%  de esa colonia, de los que 21.000 provienen de la provincia de A Coruña, más de 13.000 de Pontevedra y el resto se reparte en cantidad muy aproximada entre lucenses y ourensanos.

Asimismo, expresó que los gallegos en Uruguay disfrutan además del que hoy celebra 132 años de vida, de once centros más diseminados por todo Montevideo, pero “no cabe duda que el hegemónico entre todos ellos es el Centro Gallego, es la institución gallega por excelencia en un país donde todos los españoles somos llamados de gallegos”.

Finalmente el cónsul español expresó el acierto de realizar el festejo en esta sede deportiva porque “representa ese doble signo hacia el pasado y hacia el futuro, por eso tiene mucho sentido que por primera vez un gallego no nacido en Galicia, sino nacido en Uruguay, presida este centro por primera vez en la historia del Centro Gallego de Montevideo, esto tiene una enorme significación.

De los casi 40.000 gallegos que hay en Uruguay, apenas 10.500 son nacidos en las cuatro provincias, de ellos 8.500 tienen más de 65 años, por tanto ese relevo generacional tiene una especialísima significación en este caso y a eso ayuda poderosamente la incorporación de tantos nuevos españoles en función de la aplicación“ de la conocida ley de la Memoria Histórica.