El Centro Gallego de Montevideo celebró sus 137 años de vida

Su presidente, Jorge Torres, destacó la fortaleza institucional de la entidad

Jorge Torres, centro, entregó la medalla de oro de la entidad a Jesús Fuciños por sus cincuenta años como socio.
Actuación del cuerpo de baile de la entidad.
Mesa de autoridades.
El delegado de España Exterior, Manuel L. Faraldo, recibidó la medalla de plata de la institución por sus 25 años como socio.

El Centro Gallego de Montevideo celebró sus 137 años de vida, lo que le constituye en el más antiguo del mundo, con una cena de gala en el complejo polideportivo de Carrasco.

Promediaba el año 1879 en aquel Montevideo donde aún no se habían asentado los dos partidos gobernantes que se enfrascaban en duras batallas por el poder en un país que nació entre dos gigantes como deseo del imperio británico a los efectos de poder comerciar con Brasil y Argentina.

Miles de gallegos habían dejado su ‘terriña’ y se habían afincado en la capital uruguaya donde se enfrentaban a una sociedad desconocida y con un idioma distinto. La mayoría de los emigrantes provenían del campo y aquí la esplendorosa ciudad les golpeaba en la cara, por lo que un puñado de paisanos decidió mitigar aquella ‘morriña’ y, al mismo tiempo, ayudar a los emigrantes a forjar un nuevo futuro por estas tierras americanas.

El 30 de agosto de aquel año nacía el Centro Gallego de Montevideo que, por pocos meses, se convirtió asimismo en el primero de todo el mundo.

Allí comenzaron a reunir, poco a poco, los fondos necesarios para construir una sede especialmente diseñada para ello y que actualmente es patrimonio de Galicia y arquitectónico del Uruguay. En este palacio que guarda hasta los más minúsculos detalles una relación y expresión del ser gallego, se encuentra el teatro ‘Valle Inclán’, la sala de honor ‘Rosalía de Castro’ donde se atesora una pintura de Castelao, la biblioteca ‘Concepción Arenal’, una sala de lectura ‘Castelao’, el parrillero ‘El Viejo Pancho’, su magnífico restaurante, que hoy no está funcionando, varias salas de reuniones, sala de juegos y sala de ensayos para los cuerpos artísticos de la institución.

Esta casa ha recibido la visita de innumerables personalidades gallegas, entre quienes cabe destacar a Gregorio Marañón, Rafael Alberti, Alfonso R. Castelao, Ramón Franco, Camilo Barcia Trelles, Ramón Otero Pedrayo, Eduardo Blanco Amor, Juan Zorrilla de San Martín y Ramón Suárez Picallo, Juana de Ibarbourou. Quienes no solo se maravillaron de la extensa actividad artística-cultural, sino que muchos de ellos fueron sus principales partícipes.

También cuenta con un hermoso predio de 28.000 metros cuadrados en una privilegiada ubicación en Carrasco. Fruto de la visión de dirigentes de hace cuatro décadas, en donde está edificado un Parque Social y Complejo Polideportivo, cuyo afán es de unificar a toda la colectividad gallega residente en el Uruguay pero especialmente a los jóvenes descendientes de gallegos a través de distintas actividades deportivas, sociales y culturales.

Su actual presidente, Jorge Torres Cantalapiedra, reflexionaba sobre esta historia que “sin duda aquel deseo de los pioneros fundadores ha dado sus frutos y permanece vigente en el tiempo ya que estos 137 años de vida encuentran al Centro Gallego en plenitud institucional y proyectada al futuro con grandes perspectivas y con la firme esperanza de seguir brindando lo mejor de sí en pro de la colectividad gallega en el Uruguay”.

Festejo de gala

Con la presencia del embajador de España, Roberto Varela; el intendente de Montevideo, Daniel Martínez; el cónsul general Manuel Fairén; el cónsul adjunto, Juan Lugo; el jefe de la Oficina de Empleo y Seguridad Social de España, Martín Blanco, y otras autoridades así como directivos de otras instituciones españolas del Uruguay, se celebró el pasado sábado 3 de septiembre la cena de gala en el complejo polideportivo del Centro Gallego en Carrasco.

Allí el intendente destacó la importancia del aporte de la comunidad gallega al país, explicando que “han sido parte de ese ser nacional” que permite en Uruguay “que exista la tolerancia y el respeto” precisando que “nuestro pueblo ha sido el aporte de muchas comunidades”.

Agregó que “sigamos construyendo este hermoso país con todas las comunidades en tolerancia y respeto”.

Por su parte el embajador Varela agradeció “la acogida que he tenido siempre en Uruguay, por los gallegos y los uruguayos”, explicando también el cariño que tiene el intendente Daniel Martínez por Galicia, siendo un gran articulador para la relación de ambos países.

También compartió un saludo del presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, al tiempo que dijo no saber si sería su última presentación ya que aún no se ha constituido gobierno pero su plazo al frente de la Embajada ya está venciendo.

En tanto, el presidente Jorge Torres apuntó “al crecimiento institucional mediante este centro polideportivo que hoy nos alberga”, reconociendo a la Intendencia de Montevideo por allanar el camino y encontrar soluciones satisfactorias para la institución gallega.

Por otra parte también agradeció públicamente al “exsecretario xeral da Emigración, Antonio Rodríguez Miranda quien siempre estuvo apoyándonos”, así como también al embajador Roberto Varela “a quién esta junta directiva le nombró presidente de honor y ha dejado una huella imborrable”.

Puntualizó que “estamos incorporando en nuestra directiva a jóvenes”, como forma de fortalecer y dar continuidad a la institución.

Posteriormente se realizaría la entrega de las medallas de oro a los socios con cincuenta años en el registro social de la institución y que le correspondieron a Jesús Fuciños Sande, Eduardo Díaz Cabana y Julio García Barboza.

Acto seguido fueron los socios con 25 años de antigüedad quienes recibieron la correspondiente medalla de plata. En este caso los galardonados fueron Isabel Torres Mussio, Federico Limeres Irazabal, Roberto Bouza López, Manuel Pousa Álvarez, Carlos Boullosa Rial, Eliseo Rivero Freire, Manuel Villamarín Loureiro, Primitivo Barreiro Barbeito y el delegado de España Exterior en Uruguay, Manuel López Faraldo.

Los cuerpos estables de baile de la institución amenizaron la fiesta que continuó con un gran baile y una exquisita cena.