El Centro Andaluz Cultural y Deportivo Peñarroya de Vilvoorde, en Bélgica, ha rendido un homenaje a todas las madres de la entidad con un acto en el que todas ellas recibieron un obsequio de parte de la directiva del Centro al mismo tiempo que el presidente José Frías agradecía en nombre de todos lo mucho que a lo largo de los muchos años de emigración en Vilvoorde han venido representando para la colonia española y en especial la andaluza.
Es un homenaje que todas ellas se merecen porque sin ellas, como ocurre en todas partes, difícil hubiera sido aguantar todos estos años fuera de la patria chica, allá en Peñarroya-Pueblonuevo, que es la localidad de donde proceden la mayoría de los socios del centro. Tiempos de muchos sacrificios fueron aquellos primeros, hablamos de las décadas de los cincuenta a los setenta del siglo pasado que fueron los años en los que la gran mayoría de los matrimonios llegaron a Bélgica, y en especial a Vilvoorde, después de un largo viaje que por aquellos tiempos duraba más de tres días. Por fortuna ya han pasado muchos años desde aquellos tiempos heroicos para muchos y ahora, echando la vista atrás, se sienten orgullosos de haber conseguido mejores oportunidades para sus hijos.
Como viene siendo habitual, fue un acto muy sencillo al mismo tiempo que emotivo por el significado del mismo. No solo se rindió homenaje a las madres presentes sino a las que, a lo largo de más de medio siglo de estancia en Bélgica, fallecieron en la emigración.
Cruz de Mayo
También se aprovechó el fin de semana del 1 de mayo para conmemorar la tradición muy arraigada en muchos pueblos españoles de la Cruz de Mayo, tradición que el Centro Andaluz Cultural y Deportivo Peñarroya de Vilvoorde viene organizando durante varias décadas y, como no podía ser menos, la dirección del centro organizó el acto festivo.
Este año ha llamado la atención la sobriedad con que las señoras del centro han presentado la Cruz de Mayo, no por ello menos meritoria, en una composición en la que el protagonista ha sido el abanico español y no las flores, como han venido siendo en otras ocasiones.
Se aprovechó el acontecimiento para, como ya viene siendo habitual, elegir a la Madrina que presidirá los actos a organizar durante la próxima Gran fiesta del Rocío a celebrar el fin de semana del 14 y 15 de mayo.