El importante fenómeno migratorio que vive España desde hace años, con la incorporación de más de tres millones de inmigrantes en el periodo 1998-2005, es comparable a las situaciones vividas en otras épocas por grandes países industrializados, como Estados Unidos y Alemania. Según el Banco de España, el sorprendente incremento de la población española está detrás, junto a factores como los bajos tipos de interés, del intenso crecimiento que experimenta la economía española, en fase expansiva desde hace doce años.
Señala el organismo que la población extranjera en España aumentó a una tasa media anual del 28,7 por ciento, de tal forma que, mientras que en 1998 representaba el 1,6 por ciento de la población, ahora supone el 8,5 por ciento. En definitiva, si no hubiese sido por la inmigración, la economía no habría crecido tanto y los desequilibrios, por la presión de la demanda, habrían sido mayores en inflación y en déficit exterior.
Impulso al empleo
Además de favorecer el crecimiento económico, el fenómeno migratorio impulsó el empleo, aunque, como contrapartida, favoreció el modelo de bajo crecimiento de la productividad, como consecuencia de los sectores que acogieron la mano de obra extranjera. Sin embargo, el bajo crecimiento de la productividad no es achacable sólo a la inmigración, pues también responde a los desfases en materia de innovación y tecnología que presenta España respecto a otros países. Sin embargo, y frente a los estudios que ven en la inmigración la salvación del sistema de la Seguridad Social, el Banco de España cree que los extranjeros no resolverán el problema del envejecimiento de la población, aunque sí supondrán que se retrase desde la fecha prevista de 2012 al año 2025 la crisis del sistema de pensiones.
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La equiparación salarial llegará en 20 años
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Los inmigrantes que trabajan en España podrían alcanzar la plena equiparación salarial con los trabajadores nacionales en menos de dos décadas, según datos del Banco de España. Los salarios de los trabajadores inmigrantes son actualmente entre un 30% y un 40% inferiores a la media española. Parte de ese diferencial es atribuible al hecho de que los extranjeros concentran su presencia en sectores económicos de baja productividad (construcción, agricultura y servicio doméstico). En cuanto a las remesas de los inmigrantes, el saldo de ingresos español aún supera al de salidas, en la parte que puede contabilizarse, aunque es muy probable que empiece a salir más dinero del que entra en el corto-medio plazo.