Con la ley en la mano

Demasiada agresividad, poco diálogo

Por Ricardo Martínez Barros

Debo decir que quedé muy sorprendido con las declaraciones “encontradas” sobre si es conveniente que el PP y el PSOE acerquen posturas y dialoguen sobre cuestiones de Estado que afectan a los intereses comunes de tantos millones de españoles que no son ni de uno ni de otro, ni de un tercero.

Entre tanta agresividad y pésima educación, me viene a la memoria aquella famosa  frase de Nelson Mandela cuando exclamaba  “Me gustan los amigos que tienen pensamientos independientes porque suelen hacerte ver los problemas desde todos los ángulos” . Y ¿qué pasa con los enemigos? ¿Los destruimos, los asesinamos, como ha hecho esa mano que apretó el gatillo contra Isabel Carrasco, a la que, después de muerta, le siguen deseando otras 30.000 muertes más ? …) ¿Cómo es posible tanta agresividad en una sociedad que se dice que es la más educada, la más comunicativa, la más preparada…? “Si quieres hacer las paces con tu enemigo, tienes que trabajar con él, y él se volverá tu compañero”. Pero esta frase debe ser la frase de un visionario, de un ser entrañable que intentaba educarnos, pero al que no quisimos ni queremos  oír.

Seguimos preocupados por la falta de una respuesta pacificadora para los problemas de los  emigrantes retornados que se ven sometidos a expedientes y multas debido a una falta de información adecuada y de un criterio de interpretación flexible de la norma. La Historia de España de los últimos 40 años se ha construido sobre la “interpretación flexible” de sus Códigos y leyes. ¿Acaso no ha habido una “interpretación flexible” de la norma para todos aquellos que destruyeron los ahorros de miles de hogares, mientras ellos se llevaban millonarias indemnizaciones como premio a una administración desleal y delictiva? ¿Acaso no hubo y hay una “interpretación flexible” de la norma para aquellos políticos que arruinaron a sus Ayuntamientos, a sus Ministerios, a sus empresas públicas, a sus Consejerías, o dieron ayudas y subvenciones a auténticos estafadores y vividores sin escrúpulos?

Hay demasiada agresividad y poco diálogo en esta sociedad. Quizás porque no escuchamos al que opina diferente, ni deseamos las paces con nuestros enemigos. Es más importante el “enfrentamiento institucional” que la necesidad de la solución. Y esa filosofía puede ser acertada  entre aficiones deportivas de distinto equipo, pero no entre los que tienen la obligación de hacer posible lo que es necesario, en palabras de Renán, aplicadas a la actividad política

La última gran Ley que aunó distintos pensamientos y que buscó “hacer posible lo que es necesario” fue la Constitución de 1978. Han  transcurrido casi 36 años, y se nos antoja que ya es tiempo de volver al diálogo, enterrar la agresividad, y desterrar a los demagogos que se empeñan en “incendiar” a las masas con discursos agresivos,  partidistas y destructivos. Es tiempo de diálogo, y de buscar convergencias a través de la educación y el conocimiento. Y esto sólo se alcanza con personas que estén dotadas de estos principios. Porque si no es así,  la agresividad seguirá creciendo.