Las imágenes televisivas de entonces mostraban un paisaje duramente golpeado por la fuerza de la naturaleza y parecía que estaba en peligro el legado de Tomás Felipe Camacho, un ilustre abogado canario que, en 1952, construyó este jardín botánico en los alrededores de su Rancho Pinilla, en la occidental provincia de Pinar del Río.
En la actualidad, y justo un año después de aquellos trágicos sucesos, afortunadamente el panorama es otro. Los trabajadores del Orquideario, junto a muchas personas amantes de la naturaleza, lograron revertir la situación.
Canarias Exterior, conversó en exclusiva con Luis Enrique Villalón, director general del Orquideario, quien mostró su orgullo por las labores de recuperación desarrolladas y destacó que, antes de la acción destructiva de los huracanes Gustav e Ike, contaban con una colección de 452 especies de orquídeas. Ahora lograron recuperar lo perdido e incluso incrementar la colección hasta 487 especies, 130 de ellas endémicas, las cuales se pueden admirar en alrededor de 7 000 plantas.
Garantizar el legado
Villalón puntualizó que el programa de restitución del Orquideario de Soroa contempló también la conservación de la casa y los bienes patrimoniales de Tomás Felipe Camacho, con lo cual se garantiza que continúe vivo el legado del ilustre canario.
Para que se tenga una idea de la magnitud del paciente trabajo ejecutado en este emblemático paraje cubano, resulta conveniente recordar que se calculó a priori que el 60% de los individuos de orquídeas que estaban en el exterior se perdieron, al igual que toda el área de exhibición, mientras que el 100% del arbolado se hizo una maraña verde con olor a madera recién cortada.
Previsoriamente los trabajadores pusieron a buen recaudo los viveros y se perdieron las réplicas que se exhibían, pero las originales mantuvieron su vitalidad.