La nueva secretaria de Estado de la Función Pública, Consuelo Rumí, tomó posesión de su cargo en un acto al que acudió la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, de quien depende el departamento. Los retos que se fija Rumí se concentran en la modernización de la Administración, con el objetivo de que las relaciones con los ciudadanos sean más fluidas.
Rumí adelantaba que la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, ofrecería en el Congreso las líneas de trabajo de los próximos meses en este ámbito.
En su comparecencia para explicar las prioridades de su departamento en materia de Función Pública, Fernández de la Vega destacó que "se puede hacer frente a la crisis trabajando por una Administración más eficiente, abierta, transparente e igualitaria, garantizando los derechos de las trabajadoras y trabajadores”.