Clara Aguilera apunta en Berlín el modelo de trazabilidad andaluz como ejemplo de eficacia

Agricultura aboga por mejorar el sistema de alerta y la gestion de crisis alimentarias en la UE

El presidente Griñán y Aguilera transmitieron a la Asociación Onubense de Productores y Exportadores de Fresas (Freshuelva) el apoyo de la Junta a este sector.

La consejera de Agricultura y Pesca, Clara Aguilera, intervino en Berlín (Alemania) en el foro ‘Krisen richtig managen’ (La gestión adecuada de la crisis), organizado por la revista Fruchthandel Magazin en el marco de la vigésima edición de la feria Fruit Logística. Durante su ponencia puso de manifiesto la necesidad de analizar el actual sistema de gestión de crisis y hacer críticas constructivas al funcionamiento del mismo, dada la gran trascendencia económica y de salud pública que pueden generar las alarmas recogidas en el Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (Rasff, siglas en inglés).

En este encuentro tomaron parte, también, el portavoz del ministerio alemán de Alimentación, Agricultura y Defensa del Consumidor, Robert Schaller, y la asesora de Política Alimentaria de Freshfel Europe, Raquel Izquierdo de Santiago. Aguilera hizo hincapié en que la inadecuada gestión de una crisis puede generar graves consecuencias en la reputación de los productos afectados, conseguida a base del esfuerzo continuado de los productores tras años ofreciendo alimentos con la máxima calidad y seguridad.

Por este motivo, es indispensable -dijo- que se lleven a cabo mejoras en el sistema para permitir “un correcto uso de la información, garantizando la seguridad  del consumidor y el productor”.En este sentido, destacó que la Unión Europea cuenta con una de las normativas de seguridad alimentaria más estrictas, diseñada para reaccionar con rapidez ante las incidencias o riesgos que puedan registrarse en la Rasff pero que, antes de comunicar una alerta, los miembros afectados por estas situaciones “deben evaluar los riesgos” que conlleva esta acción.

Así, consideró recomendable que el proceso de notificación de las alertas respete un procedimiento establecido y común para todos los implicados basado, entre otras premisas, en la imposibilidad de activar una alerta no probada amparándose únicamente en el principio de cautela, y en la vigilancia de que las alertas no sirvan para beneficiar intereses privados.En el caso concreto en que se realicen notificaciones a la Rasff sin garantías sobre la trazabilidad de las partidas donde se originó, “no se debe designar el origen de las mismas hasta no contar con plena certeza de su procedencia”, recalcó Aguilera.Además, añadió que sería necesario que se guardaran siempre varias muestras de laboratorio cuando se realice un control de calidad, tanto oficial como propio, para que “los propietarios de los lotes que sean objeto de notificaciones puedan defenderse a través de un contra-análisis” en caso de que éstas no se ajusten a la realidad.

En este mismo sentido juega, también, un importante papel el sistema de trazabilidad, que en el caso de Andalucía demostró ser una herramienta muy útil cuando existen riesgos, ya que permite conocer la localización exacta de los productos y tomar decisiones en consecuencia. Aguilera expuso a los participantes la experiencia vivida recientemente por los productores andaluces ante la alerta sanitaria surgida en Alemania en mayo de 2011, en la que se señalaba a los pepinos andaluces como posible foco de las infecciones por E.coli. “Andalucía se ha visto amenazada por estas situaciones de las que hemos salido fortalecidos, reforzando aún más los valores en los que venimos trabajando desde hace años y que caracterizan nuestro sistema productivo: apostar por la máxima calidad, seguridad, control y protección del medio ambiente”, defendió.

Rapidez

Gracias al buen funcionamiento del sistema de trazabilidad impuesto en la Comunidad, se localizaron los lotes señalados por las autoridades alemanas en sólo 24 horas y se procedió inmediatamente a realizar los análisis que demostraron que los pepinos de Andalucía estaban libres de contaminación por esta bacteria. A pesar de ello, varios países cerraron sus fronteras a las frutas y hortalizas de la región e, incluso en algún caso, este veto se extendió a la producción hortofrutícola española. Tras esta prueba de las secuelas del incorrecto funcionamiento del sistema de alertas, la UE tuvo  que habilitar compensaciones económicas dirigidas a los productores afectados por esta acusación que en Andalucía alcanzaron los 33 millones de euros.

Una cantidad en la que “no se incluyeron otros productos que indirectamente también se vieron afectados por la crisis”, matizó la consejera.La preocupación del sector andaluz por la sanidad vegetal se muestra, además, en la apuesta de los productores por modelos de producción sostenibles, como la agricultura ecológica, y la implantación de técnicas de lucha contra las plagas y las enfermedades que respetan el entorno, como es el caso del control biológico.