Cien años lejos de sus Islas Baleares

Catalina Homar Coll celebra su cumpleaños

Catalina Homar (d) escucha el poema.

Socia honoraria del Centro Balear del Uruguay, Catalina Homar Coll celebró sus cien años de vida en la ciudad de acogida, Montevideo, en el seno de su familia en un festejo íntimo rodeado de cariño y afecto proveniente también desde su tierra natal.

El 28 de octubre de 1911 nacía Catalina Homar Coll en Valldemossa, Mallorca, pero rápidamente su vida estaría forjándose más allá del Mediterráneo, de la otra rivera del Atlántico, en Uruguay.

Es que de jovencita se enamoró de otro valldemosines que ya había emigrado a Montevideo, donde tenía una panadería, por lo que prontamente se casaron y llegaba a la orilla oriental del Rio de la Plata a formar su familia.

Aquí nacieron sus dos hijos, Antonio y Margarita, que vivían en la vivienda donde tenían la panadería en el barrio de Punta Carretas, que tiene al río ancho como mar a la vista y que sin duda era para ella el acercamiento a la vista de su isla.

Refundadora del Centro Balear

Catalina nunca dejó de pertenecer a su tierra natal, y tal como lo asegura el Alcalde de Valldemossa, Francesc Mulet, es “un ejemplo vivo del vínculo migratorio entre Valldemossa y Montevideo, que durante  más de cien años y hasta los años cincuenta del pasado siglo, hizo que más de 500 valldemosines y valldemosinas emigrasen a vuestra tierra (Uruguay) para tener una vida mejor”.

Agrega explicando el derrotero de la cumpleañera, que “Catalina participó de aquellos momentos de oportunidades, y con Jordi des Cós echaron sus nuevas raíces familiares en la ciudad que les acogió con tanto cariño”.

Resaltábamos sin embargo, el mantenimiento de sus raíces mallorquinas, siendo Catalina una de las socias refundadoras del Centro Balear del Uruguay allá por el año 1993, y su amplia actuación en pro de conseguir el desarrollo actual de la institución que agrupa a todos los emigrantes baleares y descendientes en Montevideo, le han valido que fuera designara socia honoraria del mismo.

Santa Catalina Tomás

La celebración de los cien años de Catalina, se realizó en la intimidad del hogar de Punta Carretas, ahora residiendo en una casa sin escaleras para que se pueda movilizar sin apuros, pero tuvo regalos que la llenaron de alegría.

Uno es un poema en mallorquín publicado en la revista Miramar, por Antonia Serrano, hija de una amiga íntima de la infancia de Catalina, Antuanet Darder.

El otro fue traído a Montevideo por la ex presidenta del Centro Balear, Rosita Lladó, y es el regalo del Alcalde Mulet, que con el “apoyo de todos los miembros del ayuntamiento que presido, queremos corresponder a Catalina por haber ejercido discretamente de embajadora de su pueblo natal, gracias a su calidad humana, a su amor a Valldemossa y a su capacidad para integrarse en la sociedad que la acogió.

Materializamos nuestros mejores deseos con el obsequio de una Beateta fundida en bronce, en la que se representa una imagen de Santa Catalina Tomás, Catalina i valldemossina como ella, y objeto de una viva devoción por su parte”, concluyó.

Sin duda que el centenario de una emigrante mallorquina es una fiesta para toda la colectividad balear del Uruguay y un grato reconocimiento que le llega desde su pueblo permite destacarle como ejemplo vivo de la lucha que llevaron los emigrantes más allá del mar con mucha solidaridad, esfuerzo y trabajo, para conformar una familia en una nueva sociedad llena de desafíos.