Cerca de un millar de personas asistieron a la fiesta anual de la Casa de España de Los Ángeles

Cada año son más quienes acuden al evento organizado por la entidad que preside Mari Cruz Cummins

Actuación del grupo gallego en la fiesta de la Casa de España de Los Ángeles.

Si hay algo que esperan con verdaderas ganas los socios y amigos de la Casa de España de Los Ángeles, en el estado de California, es la fiesta española en la que vuelven a reverdecer sus raíces. Este año, asistieron alrededor de 700 adultos que junto a los niños sumaron al rededor de un millar de personas. La gastronomía típica española hizo las delicias de los presentes en una fiesta que cada año suma nuevos amantes de la cultura y tradiciones españolas.
Para los amantes de la música y del baile, las danzas regionales son la canela de esta fiesta. Es una verdadera gozada ver estos bailes típicos interpretados con soltura y salero por niños de una edad tan temprana. Algunas tendrían menos de 5 años. Aparte de talento natural, gran parte de su arte se le puede atribuir a la directora y profesora, Alina Méndez (www.alinaschoolofdance.com).
Este año llamó la atención la apertura del espectáculo, una danza de Navarra interpretada por niñas de 3 a 7 años de edad. El centro de esta pieza (‘Arrambillote’) es la pandereta. El baile de la comunidad de Cantabria fue también algo novedoso en esta celebración. Las bailarinas llevaban una canasta en sus espaldas. El principio de este danza (‘Cuevanuco’) es lento pero poco a poco se adentra en un ritmo más acelerado semejante a la jota.
Y no faltó la zarzuela, genuina representación de la cultura artística española. En la fiesta de la Casa de España se interpretaron fragmentos de ‘La Boda de Luis Alonso’. Quizá la faceta más importante de estas fiestas es la confraternidad, sentirse entre amigos, encontrarse con familiares, empezar nuevas amistades de cualquier región o nacionalidad, y por supuesto, bailar y bailar merengues, rumbas, salsa, pasodoble, cumbia, sevillanas, etc.
La presidenta de la Casa de España de Los Ángeles, Mari Cruz Cummins, exhibió sus dotes naturales para relaciones públicas y su capacidad de organización. Naturalmente ella atribuyó y agradeció el éxito a los cuarenta voluntarios que ayudaron incondicionalmente a esta fiesta que se podría denominar picnic, romería, o verbena, pero que en definitiva no es sino una añoranza y celebración de nuestra tierra que anualmente revitaliza las vidas de los españoles en Los Ángeles.