La celebración empezó con un desfile solemne conformado por los asistentes que vestían disfraz, portando las banderas de cada región.
Luego un emotivo pregón, escrito por Pedro Luis Alonso y promulgado por Vicente Chapero: “Hoy, esta fiesta, está hecha para volvernos a otra historia, más verídica y real, más profundamente castellana, más profundamente leonesa. La historia sobre nosotros mismos y nuestra experiencia humana, la experiencia de nuestros padres: serios, luchadores, firmes y leales a la conciencia de valores interiorizados pero jamás serviles ni doblegados al capricho de señores inventados. Somos como los chopos de nuestras riberas, indómitos. Tan asentados como desafiantes. Tan pragmáticos como quijotes”.
La cena, abundante y sin cubierto. En varios momentos de la velada, un colectivo artístico escenificó pequeños actos cómicos, recreando pasajes del Quijote y de otras historias de la época. Se premiaron los mejores disfraces y se realizaron también juegos como el de tiro de flechas con arco, con la sorpresa para los ganadores que los premios eran gallos, conejos y un hermoso cerdito.
La velada finalizó con la entrada de los juglares: bufones, zanqueros, y malabaristas acompañados al compás de tambores. Revestidos a ultranza se revivió con orgullo aquellas costumbres que dejaron huella en la historia de los pueblos españoles. Una velada de hermandad entre los socios y amigos, por una comunidad siempre entusiasta y participativa.
“¡Viva Castilla y León! ¡Vivan y pervivan sus tradiciones y valores! ¡Vivan las plazas, las casas, las iglesias, los castillos, los corrales y los senderos donde bulle y pasa la vida de sus hombres y mujeres!”, concluye la nota informativa de la entidad.