Camba afirma que el ‘minifundismo societario’ es la causa de los problemas de las entidades gallegas

Aseguró que los centros y asociaciones son conscientes de ello y, en colaboración con la Xunta, se están promoviendo procesos de unión

Francisco R. García Fernández, Santiago Camba, José Ramón Ónega, Samuel Bengio y Julio Touza.

El secretario xeral da Emigración de la Xunta de Galicia, Santiago Camba, afirmó que “la práctica del minifundismo societario, hoy por hoy, es una de las causas directas de los graves problemas que afectan a bastantes comunidades gallegas en el exterior”.

Camba hizo estas declaraciones en su intervención en la mesa redonda ‘La diáspora de gallegos y judíos’ que se celebró el martes 15 de noviembre en la Casa de Galicia en Madrid.

A su entender, “la vertebración territorial y productiva de Galicia, caracterizada por la aldea y el minifundio, tuvo su traslación directa a las comunidades gallegas de la diáspora. Multitud de sociedades, en su gran mayoría directamente relacionadas, hasta nominalmente, con pequeñas y medianas entidades de población: sociedades parroquiales, de partidos judiciales, municipios y comarcas, surgen a lo largo de América y se repiten en el segundo ciclo migratorio a Europa”.

“El no generar, salvo honrosas excepciones, sociedades que integraran a todos los gallegos procedieran de donde procedieran, condujo a una menor efectividad de sus acciones, al incremento de los costes de sostenimiento de estas entidades, a no alcanzar un peso específico definido y con capacidad de interlocución con los poderes públicos de las sociedades de acogida”, afirmó.

Como consecuencia de esto “la práctica del minifundismo societario, hoy por hoy, es una de las causas directas de los graves problemas que afectan a bastantes comunidades gallegas en el exterior”.

Integración

A su vez, el secretario xeral da Emigración señaló que “las 149 comunidades gallegas, de más de 25 países que conforman junto a representantes de los poderes públicos y de la sociedad civil de Galicia el Consello de Comunidades Galegas, principal órgano de representación de la galleguidad, junto a otras 300 entidades gallegas en el exterior, son conscientes de este hecho” y por ello “de forma conjunta y, en colaboración con la Administración Pública de Galicia, estamos definiendo y promoviendo procesos de unión o integración de las entidades gallegas”.

El futuro de la diáspora

En cuanto al futuro de la diáspora gallega Camba se mostró optimista al afirmar que “el actual momento de crisis económica puede ser, paradójicamente, el que añada valor a nuestra diáspora” ya que en estos momentos “las organizaciones empresariales de gallegos en el exterior disfrutan de un espacio de comunicación, cooperación e intercambio con la administración pública de Galicia y con las organizaciones empresariales de la Galicia territorial, como nunca han tenido en su historia”.

“Galicia cuenta con su diáspora para vender sus productos e introducir sus empresas en los mercados internacionales, para formar a sus ciudadanos en un mundo globalizado, para mostrar sus capacidades tecnológicas, industriales y agrícolas”, afirmó. 

Personalidades

En el acto celebrado en la Casa de Galicia en Madrid intervinieron también el delegado de la Xunta en la capital de España y director de la Casa de Galicia, José Ramón Ónega López, autor del libro ‘Los judíos en el Reino de Galicia’; el presidente de la Comunidad Judía de Madrid, Samuel Bengio; el presidente de la Asociación de Médicos Gallegos en Madrid (Asomega), Francisco R. García Fernández; y el arquitecto Julio Touza, descendiente de las hermanas Touza, cuyo comportamiento humanitario ha sido reconocido por la comunidad judía.

José Ramón Ónega, que en su calidad de anfitrión dio la bienvenida a los intervinientes en la mesa y también a cuantas personas asistieron al acto, entre otros, al presidente del centro Peres para la Paz, Isaac Siboni; al editor de ‘El Correo Gallego’, Feliciano Barrera; al empresario Enrique Santín; y a los representantes de las Asociaciones Gallegas en Madrid, como Carlos de Blas, activo colaborador de la Casa.

En sus palabras, Ónega hizo un pequeño repaso por la historia de los judíos en el Reino de Galicia. “Resumo en un folio  las más de 700 páginas de mi libro y por tanto es lo mínimo”.

Entre las cuestiones más llamativas comentó las grandes huellas que persisten en Galicia como los apellidos, Pereira, Cerdeira..; los oficios, ferreiro, canteiro..; los nombres de animales, como coello o galo… o los múltiples topónimos que siguen denominando muchas villas y lugares galaicos.

“El Camino de Santiago es la presencia judía por antonomasia”, dijo Ónega en otro momento, antes de ceder la palabra al arquitecto Julio Touza, nieto y sobrino de las hermanas Touza, cuya historia salió a la luz en libro hace sólo 6 años, por la promesa del autor Antón Patiño a Lola Touza, -su abuela-, que sólo lo haría público poco antes de su muerte.Y así fue.

Salvar a judíos en Ribadavia

La obra narra cómo un anciano judío en Nueva York pide a un gallego que retornaba, que viajara hasta Ribadavia para agradecer a Lola Touza el que lo hubiera salvado. Las tres hermanas, Lola, Amparo y Julia, regentaban la cantina de la estación del tren y junto con dos taxistas, el Rocha y el Calavera formaron un secreto equipo que cobijó y trasladó a la frontera con Portugal en los años cuarenta a los judíos que huían a América o África en tiempos muy difíciles.

Touza se mostró muy orgulloso de la gesta realizada por estas valientes mujeres que nunca reconocieron nada públicamente y ahora puede evocar algunos de los muchos huecos que él conoce de la casa heredada, que sin duda habrían servido para ocultar a los perseguidos.

Por su parte, el presidente de Asomega, Francisco R. García, enumeró una amplia bibliografía de títulos de esta temática, dedicando especial atención al médico vigués Eduardo Martínez Alonso, cuya vida recoge su hija Patricia Martínez Vicente en dos libros.

Francisco comentó que hay aspectos de estas obras que pueden ser cuestionables, sobre todo la idea de que fueran tantos judíos los salvados, “porque nada era tan fácil, empezando por las comunicaciones”. Aunque concluyó diciendo que “el número es lo de menos, fueran 300.000 ó 300. Si hubieran sido sólo dos para mí ya hubiera sido un héroe”.

Para el presidente de la Comunidad Judía de Madrid, Samuel Bengio, su pueblo lleva 57 siglos de historia y de ellos 35 ya en la diáspora, cuando los asirios los expulsaron de la Tierra Prometida y los llevaron a Babilonia. 

“La emigración siempre es un drama”

El acto lo cerró el secretario xeral da Emigración, Santiago Camba, quien encontró algunos paralelismos entre las diásporas de ambos pueblos. “El fenómeno migratorio siempre es un drama”, aseguró, “y tanto judíos como gallegos han mantenido su identidad como pueblo”.

Es verdad que el fenómeno gallego es muy reciente pues data de los siglos XIX y XX. De hecho, las grandes oleadas de emigración de gallegos fueron en los cien años que van desde 1860 a 1960, hacia América primero y a Europa después. “Galicia tampoco se puede entender sin su diáspora, verdadero motor que la impulsó durante décadas desde el exterior”, dijo Camba, algo que se notó especialmente en la construcción de escuelas y hospitales.