Antonio Cougil, forjadura de un emigrante. Impresiones desde La Habana

hombres de la emigración en Cuba (I)

Las primeras guardias de honor las harán los muchachos de ‘Aires Galegos da Habana’. Escuchamos a través de nuestro teléfono.

Aunque las personas de alguna edad, como nosotros, se supone que estén más preparados para afrontar situaciones como éstas; el hecho no dejó de ser traumático sobre todo si es alguien que conocemos y se llamaba Antonio Cougil Fernández.
Conocí a Cougil más intimamente desde hace cinco años a esta fecha. Él había ido a visitar a Jesús Barros López que se encontraba gravemente enfermo, vivía sus últimos días. Cougil se había empeñado en revitalizar la Federación de Sociedades Gallegas y Barros se había comprometido en ayudarlo en la revisión de los Estatutos y Reglamentos. Fui testigo de las atenciones, que por mediación de Cougil, recibió Barros de parte de las autoridades. El viaje que este último debía realizar a España para promover esta idea quedó frustrado. Fue la última entrevista entre estas dos importantes figuras.
La oficina administradora de Comunidades Gallegas y el salón de actos, a las 10 de la mañana, estaban desiertos. El silencio era impresionante. Sólo Sonia, secretaria de Cougil, y un escaso grupo de colaboradores avisaban y precisaban por teléfono todos los detalles de las honras fúnebres. Salieron las Banderas rumbo a la funeraria, se concretó la hora del entierro, cuatro y veinte de la tarde. En los bajos del Palacio nos reunimos un grupo de sus amigos. Recordamos con emoción algunos de los momentos importantes de la vida de Cougil.
Pasó el tiempo y mis relaciones con él siempre fueron cordiales, él recordaba mucho a Jesús. Por motivo del trabajo de nuestra Sociedad, varias veces necesité su apoyo. Casi siempre participaba en nuestras reuniones y siempre tuvimos en el un ‘padrino’. Estuvo en todas nuestras grandes Xuntanzas. Siempre me llamó la atención en este hombre su humildad y sencillez, su modestia y desinterés, su laboriosidad. Siempre tenía un tiempo y un espacio para hablar de la necesidad de “la unión” de todas las Sociedades en una Federación fuerte que hiciera que los gallegos fueran respetados. Nunca lo vi envanecerse con el poder. Hablaba bajito y despacio. Cuando en determinado momento su trabajo y el de la Federación fue cuestionado por un “malentendido” todos los gallegos y sus Sociedades lo rodearon en una “defensa circular” y echaron “pié en tierra” en defensa de su dirigente y de su Federación. Fue el vencedor indiscutible en esa “infeliz escaramuza” aumentando mucho más su prestigio.
La Funeraria fue insuficiente para todos los que querían despedir a Cougil. Banderas. Guardias de Honor. Ofrendas Florales. La noticia de su fallecimiento corrió más rápido que el viento. Espontáneamente se movilizaron cientos de personas. Fue una verdadera manifestación de duelo para gallegos y de otras comunidades de España.
Los últimos años de su vida los dedicó a cumplir su sueño: la unidad de los gallegos en una Federación. Revitalizó el proyecto, se lograron modificar los Estatutos. Logró aglutinar a los dispersos, convencer a los escépticos, atraer a todos en el proyecto. Pudo hacer lo que no pudieron otros con su paciencia y constancia, con su perseverancia. Su extenso quehacer asociativo le dio la experiencia, su personalidad, el carisma necesario para esta empresa.
El Cementerio de Colón a las cinco de la tarde era todo sol y luz. La entrada del féretro cubierto con la Bandera Gallega a la Capilla Central fue acompañada por las notas de la Marcha del Antiguo Reino de Galicia. De allí, el cortejo fúnebre se dirigió a pie detrás del carro hasta el Monumental Panteón de ‘Naturales de Ortigueira’, donde fueron depositados los restos mortales del destacado dirigente de los gallegos en Cuba con los acordes del Himno de Galicia interpretados por ‘Aires Galegos da Habana’. La despedida de duelo le correspondió a Enrique Repiso, su más cercano colaborador y amigo, el cual -visiblemente emocionado- destacó las cualidades humanas y morales del finado. En este doloroso momento, sus familiares fueron acompañados por Sergio Toledo, vicepresidente de la F.S.G.C; el resto de los miembros de la junta directiva de la Federación, representantes del Gobierno cubano, del Consulado General de España, instituciones religiosas, Oficina de Asuntos Laborales y Sociales, Consejo de Residentes Españoles, Federación de Sociedades Españolas, presidentes de federaciones y asociaciones españolas en Cuba, así como cientos de asociados.
Con su desaparición perdemos otra de las figuras históricas de nuestro colectivo. Nos dejó un legado que fue su orgullo. Nos dejó el recuerdo imperecedero que dejan los hombres buenos a su paso por este mundo. Siempre serás recordado ANTONIO COUGIL FERNANDEZ.