¿Sigue habiendo problemas en Cuba para que quienes soliciten la nacionalidad puedan obtener los documentos que dependen de la Administración cubana?
Tuvimos un problema en un momento determinado, porque los cubanos nos dijeron que la aplicación de la Ley de Memoria Histórica estaba dando demasiado trabajo a su Registro Civil. En un primer momento nuestra instrucción exigía un certificado de nacimiento literal. Esto, -en Cuba y en España- implica hacer un certificado de tres páginas escrito a mano, no está informatizado ni en un país ni otro. Todos los libros del registro están hechos a mano. Por eso, los cubanos dijeron que no tenían por qué soportar un coste administrativo de este tipo, con más personal y más dinero, por una cuestión nuestra. Así es que el año pasado fui a La Habana y tuvimos la suerte de que el extracto del certificado de nacimiento cubano no sea como el nuestro, que es absolutamente sintético. El suyo es una especie de mezcla entre el extracto y el literal español, y tiene toda la información necesaria para saber si un abuelo es de una persona o no. Por eso, tomamos la decisión con la Dirección General de los Registros y del Notariado española de que en el caso cubano ese extracto bastaba y no era necesario presentar el literal. Además, renunciamos a alguna prueba complementaria que les obligaba a hacer un certificado especial que ellos no tenían por qué hacer. En definitiva, lo que hicimos fue mimetizarnos con su legislación registral para que no tuvieran que trabajar más que en condiciones normales.
En segundo lugar, a Cuba no le gustaba mucho esta Ley de Memoria Histórica porque se pensaba que era una operación dirigida contra su sistema. Si se ven unas colas de cubanos queriendo ser españoles, se creía que implicaba una crítica directa o indirecta al régimen. Se les explicó que esta medida no se había hecho pensando en Cuba, y que era un tema en el que tenían que apoyarnos porque se trataba de un derecho que se le había quitado a algunas personas por el efecto del franquismo, que ellos siempre habían apoyado a la España republicana y que no tenía sentido que pensaran así. Lo explicamos, lo entendieron, llegamos a un modus operandi y nos dejaron seguir adelante con la operación.
Por último, cuando hay dos nacionalidades que concurren en una persona, España acepta que la que prima es la del país de residencia. Es decir que yo no voy a defender un español que esté residiendo en Cuba como si fuera español. Una nacionalidad prima y la otra queda latente, es decir que yo no les iba a causar problemas por tener más españoles en Cuba.