El viernes 15 de mayo aterrizó en el Aeropuerto Madrid-Barajas Adolfo Suárez el Boeing 757 de la compañía aérea Privilege Style en el que viajaron 204 españoles procedentes de Dublín, entre los que iban 45 menores.
Este vuelo lo organizaron un grupo de españoles residentes en Irlanda ante la gran demanda de ciudadanos que se habían quedado varados en el país tras la declaración del estado de alarma sanitaria.
Según contó Karmele Matellán, una de las organizadoras principales, el viaje transcurrió muy agradablemente. “Fuimos todos en el mismo avión con ganas de llegar a casa. Nos conocíamos de los grupos de Facebook y de Whatsapp preparatorios del viaje así que fue muy agradable y como muy emotivo”.
Esta iniciativa privada continuará el próximo 22 de mayo con otro vuelo que partirá de la capital irlandesa con destino a Madrid y en el que viajarán otros 200 españoles, y también irán varios menores. Y el Consejo de Residentes Españoles (CRE) de Irlanda también informa de otro vuelo organizado por la agencia de viajes Karisma Incoming (www.karismaincoming.com) y fletado por la empresa Excellence Eurojets (www.excellenceeurojets.com) para el próximo 1 de junio.
Cabe recordar que la Embajada de España en Dublín organizó un avión el pasado 8 de abril pero no se llenó. Por diversos motivos, muchos menores y jóvenes que estaban en Irlanda, decidieron no regresar a España, entre otras cosas porque el curso no había acabado y temían que después tuvieran problemas para convalidar los estudios en el país.

Karmele explica que después de ese vuelo todavía había mucha gente que quería volver a España y que a través de las redes sociales se fueron agrupando. “Nosotros no hemos salido a buscar a nadie sino que la gente se ha encontrado en los grupos de Facebook y Whatsapp, y solamente hemos dado una solución a la demanda que había”.
Karmele lleva veinte años en Dublín donde tiene una academia de español y, aunque forma parte del Consejo de Residentes Españoles (CRE) y es representante de la colonia española en Irlanda en el Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior (CGCEE), este primer viaje lo ha organizado a título individual y con el único interés de que “la gente pudiese regresar a sus casas”.
Además, al comprobar que muchos eran menores, “a mi, como madre, se me rompe el corazón al pensar en los padres separados de sus hijos”.
Pero no solo eran menores que estaban estudiando en Irlanda. “Hay decenas de historias. Muchas muy complicadas, y todos se han quedado atrapados aquí; algo había que hacer”, señala. Universitarios de Erasmus, jóvenes que trabajaban como ‘au pairs’, o trabajadores cuyas empresas han cerrado por la pandemia y no tienen medios para seguir pagando su apartamento, entre otros casos.
Entre los viajeros, explica Isabel Fidalgo, madre de una de las menores, hay también muchos españoles en situación desesperada ya que a consecuencia de la pandemia han sido despedidos de sus trabajos por el cierre de empresas –“la mayoría sin ingresos, que pagan por sus habitaciones alquiladas hasta 800 euros al mes”–, jubilados que viajaron a Irlanda a ver a sus nietos y cuidadores de niños pequeños que tampoco trabajan, ya que los irlandeses están confinados en sus casas y no les necesitan.
Tras el vuelo del 8 de abril organizado por la Embajada española en Dublín se crearon varios grupos de Facebook y de Whatsapp con personas interesadas en volver a España que se habían quedado varadas en Irlanda y tras hablar con las líneas aéreas y hacer un listado de españoles que querían volver, contactaron con la empresa Privilege Style que fue la que les consiguió la solución. Se trata de una compañía con sede en Mallorca y especialista en la mediación entre particulares, empresas, operadores turísticos, aeropuertos, proveedores de servicios y compañías aéreas.
Una vez que se pusieron a la venta los billetes solo pasaron algo más de 24 horas para completar el pasaje.
También hablaron con la Embajada para que informase de la existencia de este vuelo.
Y así, el viernes 15 de mayo por la mañana salió de Dublín este avión que llegó a Madrid a eso de las tres de la tarde
Fueron de los primeros en someterse a los nuevos controles fronterizos que ha dispuesto el Gobierno y que justamente entraron en vigor ese día.
De hecho, el desembarco del avión se prolongó durante más de una hora. “Los autobuses que llevan a los pasajeros a la terminal solo llevan de 25 en 25 personas, para mantener las distancias de seguridad, y luego hay que pasar el control de pasaportes, otro control de toma de temperatura y entregar el impreso con los datos personales y de contacto”, explica Karmele que tuvo que ayudar a varios menores de 12 años a rellenar los formularios.
Además, todos los recién llegados deberán guardar una cuarentena de dos semanas, solo podrán salir a la calle para comprar bienes indispensables y han tenido que facilitar sus datos de contacto para que puedan ser localizados por las autoridades en caso de que sea necesario.
En cuanto al papel de la Embajada, Karmele afirma que “comprendo que el Ministerio de Asuntos Exteriores no puede ser una agencia de viajes y no puede repatriar a los millones de españoles que hay por el mundo”.