Con la Ley en la mano

Las migraciones: algo más que un problema local

Por Ricardo Martínez Barros

Ricardo Martínez Barros.

La historia de la Humanidad es la historia de los desplazamientos, de las migraciones, es la historia de la movilidad. Y los motivos que provocan este fenómeno de traslados son tan variados y diferentes que bastaría colocarse en la cubierta del Aquarius para comprender que detrás de cada ser que, a veces, hasta los consideramos humanos, se esconde el drama del hambre o de la persecución política o social, cuando no la huida de la ley o la llamada de la organización mafiosa. El gesto hacia el Aquarius es una cortina que oculta esa realidad que casi nadie quiere asumir, que la emigración es algo mas que un problema local o el problema de los 600 inmigrantes que transportaba en sus bodegas.

Según los Informes sobre Desarrollo Humano que emite el PUND (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo) hay más de mil millones de migrantes, en una proporción que se reparte entre el 75% de migraciones internas y el 25% que se desplazan a otros países. Y esto debiera obligar a hacer una reflexión universal que esté por encima de los localismos y de las políticas nacionales sobre el fenómeno migratorio. Pero, con toda seguridad, nada se va a mover en esa línea, pues son tantos los intereses cruzados que rodean este fenómeno que se nos antoja muy difícil cualquier simple intento de iniciar este camino. ¿Quiere este decir que nada se puede hacer? El derrotismo, la insensibilidad, la falta de liderazgo pueden conducir al fracaso. Pero la iniciativa, la concienciación y la fortaleza han de sobreponerse. Y esto es lo que proponemos.

PRIMERO.- España, dentro del contexto de la UE, debe liderar las políticas de migración que atiendan tanto a los factores de expulsión (push factors) como a los factores de atracción (pull factors). Y el liderazgo se ejerce porque se tiene y se gana. Y desde la UE debe proyectarse una política de alcance universal.

SEGUNDO.- Al mismo tiempo que se consolida una postura fuerte y sostenida en el seno de la UE, ha de programarse, con sentido de Estado, una revisión total sobre los problemas de la emigración española, en la que conviven diferentes motivos de expulsión, y en la que han de implicarse las políticas bilaterales con los distintos Estados de recepción para que todos los derechos de nuestros emigrantes puedan ser ejercidos con plenitud.

TERCERO.- España está perdiendo fuerza humana productiva por la baja natalidad y por el éxodo de muchos de nuestros jóvenes que buscan otros destinos. Eso obliga a replantear las políticas de inmigración para atraer aquellos extranjeros que ofrezcan perfiles positivos para nuestra economía, nuestra convivencia, nuestra cultura, debiendo ser muy contundentes las medidas que impidan la entrada y permanencia de aquellos que vengan a destruir esos parámetros.

CUARTO.- Debe haber una mayor implicación y disposición de medios en las embajadas, consulados, y demás organismos representativos, con el objeto de que los españoles en el extranjero sientan la protección de su Estado en todos los órdenes que recaba el devenir cotidiano. La grandeza de un país no se mide por los títulos deportivos (que también) sino por el grado de protección que tienen sus ciudadanos frente a los abusos y las inconveniencias que surgen cuando se trabaja y vive fuera del lugar de origen.

La política migratoria debe contemplarse en un contexto universal. Y como tal debe tratarse, porque, de lo contrario corremos el riesgo de estar larvando movimientos xenófobos, de exclusión y de enfrentamiento entre los pueblos, y que ojalá lleguemos a tiempo para impedirlo.

 

Ricardo Martínez Barros es el fundador del Despacho Martínez Barros en Vigo, uno de los más prestigiosos y grandes de Galicia, formado por abogados gallegos. Director de los servicios jurídicos del R.C. Celta y Vicepresidente en su día. Persona ligada a la emigración con más de 1.500 artículos publicados en varios medios.

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