Casi al mismo tiempo que Sánchez tomó posesión de sus cargos el nuevo Gobierno de la Generalitat de Cataluña tras la rectificación de su presidente, Joaquim Torra, que renunció a recuperar a dos ‘consellers’ presos, Jordi Turull y Josep Rull, y otros dos huidos de la Justicia en Bélgica, Lluis Puig y Toni Comín, a quienes había nombrado el pasado 19 de mayo. El Gobierno de España paralizó la constitución del Ejecutivo al completo, y mantuvo el control de la Administración catalana- hasta que Torra retirara a los encarcelados y a los fugados. Además, el Tribunal Constitucional dio la razón al Gobierno de Rajoy en una resolución en la que afirma que los presos no tienen plenos derechos políticos.
El ‘president’ aplazó los actos de toma de posesión y días después, aconsejado por ERC y muchas voces en su partido -el PDeCAT-, varió la composición del Consell con otras caras y obtuvo luz verde del Gobierno de España para la asunción del poder. Así, con la formación de la nueva Generalitat decayó el control del Ejecutivo central, a través de la aplicación del artículo 155 de la Constitución, y el Gobierno catalán recuperó todas sus competencias, aunque el Estado seguirá vigilando sus cuentas. Torra insistió en que su objetivo es restituir al anterior Govern y que se debe al mandato del referéndum del 1 de octubre para alcanzar la independencia y la república en Cataluña, además de exaltar a los presos y los huidos de la Justicia.