La Sociedad Española de Bagé, una entidad con 156 años de historia en la frontera entre Brasil y Uruguay

Fundada en 1868, cuenta en la actualidad con más de un centenar de asociados y un destacado patrimonio material e inmaterial

Sociedad Española de Bagé
La presidenta de la Sociedad Española de Bagé, Vera Pinto, y el secretario, Ben-Hur Leal Pacheco.

A punto de celebrar 156 años de su fundación, la Sociedad Española de Bagé es la más antigua de Brasil y, además de un rico patrimonio cultural y arquitectónico, también funciona allí el Consulado Honorario de España en esta localidad situada a menos de sesenta kilómetros de la frontera con Uruguay.

España Exterior dialogó con su actual presidenta, Vera Pinto Gil, profesora de Lengua Española quien es, además, la tercera mujer en asumir la presidencia de la institución fundada en 1868.

En 2002, la artista plástica Guillermina Morales González, asumió la presidencia de ‘la Española’ que desempeño hasta diciembre del 2019 cuando falleció y fue velada en el teatro de la institución.

Luego asumiría la presidencia Marlene Ledo Hidalgo para luego, en 2022, comenzar su periplo en la presidencia de la profesora Vera, convirtiéndose en el 50º titular de la entidad.

Una historia de encuentro y solidaridad

Según nos explican la historia de los emigrantes españoles en la ciudad de Bagé, conocida con el apodo de ‘rainha da fronteira’, data de 1810 cuando en un libro del viceconsulado de S. M. Católica en esta ciudad registra al primero ciudadano, Domingo Curbelo, natural de Canarias. Este libro contiene el registro de 412 españoles llegados de distintas regiones de España.

Los españoles fueron llegando a esta tierra, cuyas pampas con su verde de árboles multicolores descubría cerros y campos que fue bautizada por los aborígenes que aquí habitaban como Bagé. Se trata de un territorio disputado por décadas entre las coronas de Portugal y España, y más adelante por Brasil y Uruguay.

Sociedad Española de Bagé
El teatro de la entidad.

Vera afirma que la riqueza de profesiones “cuya cultura nos sería transmitida más tarde, era variada y se hallaban entre la colonia española arquitectos, artesanos, médicos, pianistas, maestros, escultores, pintores, músicos, enfermeros, periodistas, ferroviarios, bibliotecólogos, relojes, joyeros, constructores y también campesinos, muchos de los cuales vivían de un lado o del otro de la frontera, ya sea en Melo o Bagé.

La colonia española de Bagé sintió la necesidad de convivir con sus paisanos y ayudarles, formándose allí una sociedad que los acogiese, no solo en ocasiones de los festejos, sino también en las horas de aflicción, dándoles el apoyo moral que precisaban tan lejos de su tierra y familias.

José Loza, un modisto gaditano de treinta años de edad, fue quien lanzó la idea que inmediatamente fue seguida por decenas de compatriotas quienes, siguiendo su ideal revestido de altruismo, fundaron la Sociedad Española de Socorros Mutuos y Beneficencia con gran sensibilidad para la época. Así fue como el 20 de diciembre de 1868 sesenta y cinco españoles y quince protectores se convirtieron en los primeros socios de la institución.

De dónde vinieron los fundadores

Según el libro de actas, los fundadores fueron emigrantes procedentes de Cádiz, Girona, Barcelona, A Coruña, Santander, Mallorca y otros que ya eran vecinos de Bagé seguramente también descendientes de españoles.

También había los llamados ‘socios protectores’ que residían en otras regiones de Brasil, como Sao Paulo, Río de Janeiro, Santos, entre otros lugares, y también en Bagé.

El primer presidente de la sociedad fue Ramón Galibern, y desde aquel 1868 hasta la fecha han pasado al frente de la institución cuarenta y siete presidentes y tres presidentas.

Un patrimonio material e inmaterial

Desde su fundación, los españoles bageenses han ido construyendo un patrimonio arquitectónico tanto en el cementerio local, con un panteón para sus socios, como también dos predios, uno en la principal avenida de Bagé, la 7 de Setembro, que fue usado en principio con fines sociales y culturales de la institución y que desde hace décadas está instalado allí el Instituto Municipal de Bellas Artes, y otro que actualmente es ocupado por la sede social, el consulado honorario español y alberga un teatro que es usado también como salón de fiestas y donde también se realizan exposiciones de distintas artistas.

Sociedad Española de Bagé
Sede social de la Sociedad Española de Bagé.

Según explicó Vera, pasaron por su escenario en los últimos años, entre otros, la Compañía Silvia Canarim de Porto Alegre, con su espectáculo de flamenco, aunque también se desarrollaron exposiciones como ‘El legado de los españoles: patrimonio material e inmaterial’ que en carteles descubría la siembra realizada por los emigrantes españoles en la llamada ‘reina de la frontera’.

Vera explicó que en la actualidad cuentan con poco más de un centenar de asociados, de los que tan solo seis son españoles, ya que el resto son nietos o bisnietos e inclusive tataranietos, como es su caso, cuyo abuelo asturiano, Segundo Vigil, llegó a Bagé luego de incursionar por Melo en Uruguay.

En la sede central de la calle Monsenhor Constábile Hipólito se desarrollan actividades culturales y artísticas, se enseña danza flamenca, se celebra los días del padre y de la madre y es la fiesta del 12 de octubre la gran celebración de la institución que congrega a cientos de comensales para conmemorar el Día de España y de la Virgen del Pilar.

La entidad también realiza donaciones mensuales a distintas instituciones, como al geriátrico y a la escuela, y organiza almuerzos para recaudar fondos.

Por otra parte, aseguró que “buscamos abrirnos a la comunidad bageense porque ya hace décadas que no llega emigración y tenemos un rico patrimonio para entregarle a esta sociedad de acogida”.

Bagé cuenta también con otras sociedades de socorros mutuos de la colectividad italiana y la uruguaya, con las que ‘la Española’ mantienen una buena relación.

Finalmente, también mantienen relaciones con sus vecinos distantes a 120 kilómetros, los presididos por José Luis Justo, la Sociedad Española de Cerro Largo en la ciudad de Melo, con quienes incrementaron el intercambio entre ambas colectividades fronterizas. Justamente, tanto el Teatro España en Melo como el Teatro de la Sociedad Española de Bagé, son dos iconos de las capitales de municipios de Brasil y Uruguay que son el legado de emigrantes españoles que sembraron su belleza tanto en la estética arquitectónica como en la infraestructura para difundir su rico patrimonio cultural.

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