Con la Ley en la mano

La lucha por controlar el Derecho

Por Ricardo Martínez Barros

Ricardo Martínez Barros
Ricardo Martínez Barros.

Sin Estado de Derecho no hay democracia: “España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho”. Y “todos los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución” (arts. 1.1 y 9.1, respectivamente).

De manera que “ante la Carta Magna (afirmaba el presidente del TC saliente) no son oponibles ni las soberanías populares que dicen emanar, sin intermediación alguna, del supuesto mandato directo de un colectivo o de una colectividad», ni el Poder legislativo, ni el Poder Ejecutivo, ni el Poder judicial”. Discutir esta obviedad es desconocer lo que significa y conlleva estar sometido a un Estado de Derecho. Siendo la función del Tribunal Constitucional (TC) –también sujeto a la Constitución– garantizar el cumplimiento de los principios constitucionales dentro del marco de la jurisprudencia emanada del Tribunal de Justicia de la Unión Europea.

Imaginemos que nos inscribimos en una Federación deportiva, cumplimos con los requisitos de admisión y nos obligamos a respetar sus reglamentos, pero un buen día, y a mitad del partido o encuentro, rechazamos la presencia e intervención del árbitro y por mayoría de todos los jugadores presentes lo sustituimos por un espectador que nos merece más confianza: Absurdo.

Ahora bien, tenemos derecho a desconfiar de “los árbitros que nos van a arbitrar”, o sea los miembros del TC, porque exigimos que sean los más idóneos y aptos para la alta misión que se les encomienda y cumplan con el mandato que se contiene en el art. 159.5 de la CE (“los miembros del Tribunal deberán ser independientes…”). Pero ¿realmente lo son?

Muchas dudas nos acechan cuando las togas están coloreadas con las vitolas de “progresistas y conservadores” (nunca entendí lo de “progresista”. Como si cualquier ser humano no llevase en su ADN esa condición). Nadie discute que cada ciudadano/a es libre de elegir libremente el “catecismo” del partido al que vota, pero que “los vuelos de las togas” de los magistrados del TC ondeen a babor o estribor según el soplo del dios Eolo de turno, me parece una indecencia. Y si están coloreadas, que no lo digan o lo oculten manteniendo la independencia. Porque si no lo hacen así estarían forjando un abismo de inseguridad, con unas consecuencias indeseables que destruiría el Estado de Derecho en el que se fundan las auténticas democracias, porque el Derecho sólo se puede controlar con el Derecho y las democracias sólo son democracias si respetan su Estado de Derecho, construido sobre el valor de la Justicia. ¡Y ya está bien tanta lucha por controlar el Derecho y limitar el sagrado principio de la libertad de expresión dentro del Estado de Derecho!

Ricardo Martínez Barros es el fundador del Despacho Martínez Barros en Vigo, uno de los más prestigiosos y grandes de Galicia, formado por abogados gallegos. Director de los servicios jurídicos del R.C. Celta y Vicepresidente en su día. Persona ligada a la emigración con más de 1.500 artículos publicados en varios medios.

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