Dos décadas han pasado desde que un grupo de jóvenes con un par de emigrantes veteranos comenzaban a tocar juntos las gaitas, bombo, redoblante y panderetas, en el club Valle Miñor de Montevideo, impulsados por su presidente, Carlos Barcia, y liderados por el joven gaiteiro Carlos González, uno de los alumnos del maestro de gaiteros Celestino Pichel.
El pasado 22 de octubre se le puso fin a la celebración de los 20 años de la creación de la banda de gaitas Irmandade del Centro Social, Cultural y Deportivo de Bolos Valle Miñor, con un espectáculo que contó con toda la emoción propia que transmiten todos los que hacen lo que le gusta.
Y es que de eso se trata, porque a principios del año 2003, por iniciativa del grupo de jóvenes del Valle Miñor, descendientes de gallegos, aunque también se colaba alguno que no lo era, decidieron continuar con la cultura y la música de sus padres y abuelos, pero en Montevideo.

La directiva de aquel entonces, presidida por Carlos Barcia, les dio todo el apoyo. Inclusive hoy recuerda su presidente cómo “nosotros queríamos que ellos se integraran al club, que tomaran el relevo y teníamos que darle para adelante a todo lo que planteaban”.
Ese trabajo de confianza en los jóvenes dio sus frutos porque hoy el vicepresidente de la institución es Carlos González, el mismo que dirige la banda desde su fundación y lidera, confesando que “es difícil mandar a más de veinte integrantes”, incrementando los instrumentos con la ayuda de la Xunta de Galicia que durante todos estos años y con distintos gobiernos han aportado para gaitas, redoblantes, bombos y panderetas.
Carlos es hijo de un emigrante gallego de Baiona y fue alumno de una célebre figura en la música gallega del Uruguay desde la mitad del siglo pasado hasta que falleciera en 2014, el gaitero Celestino Pichel Bouzas, llegado a Uruguay en 1953 desde Viascón en el municipio de Cotobade de Pontevedra.
Pichel disfrutó la primera década de la banda Irmandade y siempre se sintió orgulloso de ella, especialmente de su director, pero quien si estaba entre el público saboreando la semilla sembrada fue el expresidente del Valle, Carlos Barcia, quien por razones familiares tuvo que alejarse de su actividad directriz.

El director de la banda de gaitas agradeció en forma destacada a estos dos insignes referentes, así como también a la delegada de la Xunta de Galicia en Uruguay, Elvira Domínguez, y al secretario xeral da Emigración, Antonio Rodríguez Miranda, quienes hicieron posible la gira de la banda por Galicia el mes pasado y la frutilla para la torta aniversario de los 20 años, como fue la presencia del gaitero Anxo Lorenzo, tocando junto a la banda en el concierto que cautivó a toda la colectividad gallega este pasado 20 de octubre.
Entre los saludos recibidos por video desde el exterior, se destacó el del secretario xeral da Emigración, Antonio Rodríguez Miranda, quien se disculpó mediante por no poder acudir como era su intención, “pero no quería dejar de unirme a esos veinte años de trabajo por la cultura gallega, por la música”.
Reflexionó acerca de la historia de Irmandade “que nace en el Valle Miñor de Montevideo y después de veinte años sigue dando muchos frutos para nuestra cultura, no solo en la ciudad de Montevideo y en todo el Uruguay, sino que este verano Galicia pudo disfrutar de vuestro sonido, de vuestras melodías”, confesando que “muchos consellos galegos pudieron ver y vivir como se hace cultura gallega desde cualquier lugar del mundo”.
En el escenario a todo vapor
La gran fiesta estuvo sobre el escenario donde, además de la presentación destacada del gaitero Anxo Lorenzo, que fue acompañado en un tema por la integrante de Irmandade Ana Clara Radice, que abandonó su gaita para hacer sonar el arpa, también le acompañó en otra de las interpretaciones un grupo de gaitas y percusión, donde participó la más pequeña de la banda, Delfina González.
Los sonidos no fueron solamente gallegos ya que se subió al escenario de la sala Nelly Goitiño, la banda de gaitas Güestia del Centro Asturiano Casa de Asturias, que, bajo la dirección de Jorge Bousoño, interpretaron músicas de las tierras del Principado y bailes propios confraternizando como lo vienen haciendo en distintos festivales desde hace dos décadas.

El auditorio tuvo el regalo de ver como todos los cuerpos de baile de la colectividad gallega enviaron una pareja para representarles danzando al son de la música de Irmandade.
Se hicieron presentes el Obradoiro de A Casa de Galicia (Ramón Álvarez), Alborada del Centro Gallego (Natania Sosa) grupo de danzas del Centro Pontevedrés (Elizabeth Poliak), de Alma Gallega (Adriana Pouy), O Son da Ruxidoira de Hijos de Galicia (Lorena Becco), y el grupo Xuntos que agrupa a Airiños do Val del Valle Miñor (Carla Mannise) y grupo de danza de Hijos de Morgadanes (Belén Dornel).
El repertorio fue variado desde las marchas, jotas, muiñeiras y pasodobles, hasta que al final, como corresponde en toda ‘festa rachada’, bajaron del escenario los danzarines y sacaron a bailar al público, animándose inclusive algunas autoridades a danzar.
Solo resta mencionar a los integrantes de la banda de gaitas Irmandade, dirigida por Vicente Carlos González con su gaita, y los gaiteros: Santiago Acosta, Matías Lorenzo, Ana Clara Radice, Pablo Seré, Alejandra Larrea, Natalia Sanabria, Juan Sánchez y Andrés Bentancour. En los tambores están Andy Penna, María Eugenia Martínez y Gustavo Acosta. Los bombos son golpeados por Manuel Losa y Carolina Simoes, en tanto en las panderetas Andrea Méndez, Ana Rey, Adriana Fernández, Victoria Peña y la más pequeña, Delfina González.