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“Fue la oportunidad que estaba esperando para poder pedir la nacionalidad española”

Juan Augusto Batán encontró trabajo a los diez días de llegar a España en una empresa de gestión de mantenimiento en Tarrasa

Juan Augusto Batán con su mujer durante una visita a Ávila.

Juan Augusto Batán nació en Buenos Aires en 1984 y tiene 36 años. Es arquitecto. Sus padres eran nietos de españoles nacidos en Galicia, en concreto en el municipio coruñés de Zas, donde aún conserva familia. Su padre (que ya falleció), su madre y su hermano menor consiguieron la nacionalidad española en 2009, merced a la Ley de memoria histórica. Él, sin embargo, quedó excluido por tener más de 25 años. Juan Augusto ha podido constatar que a muchos de sus compañeros de Visar les pasó lo mismo, por lo que el programa –dice– contribuye de alguna forma a subsanar esa situación y colaborar a que puedan acceder ahora a la nacionalidad por esta otra vía. Para eso deben trabajar en España durante un año con un contrato legal obtenido al amparo del programa. Juan Augusto lo considera una gran “oportunidad”.

Había visto algo sobre Visar en Twitter, pero fue en una feria en Buenos Aires en la que algunas universidades españolas promocionaban sus programas de máster (o maestría, como se dice en Argentina) donde realmente se informó del programa, tras acudir con su mujer (está casado, pero no tienen hijos). De hecho, ella está haciendo en estos momentos un máster en Madrid. “Fue en febrero o marzo. Había un ‘stand’ con folletos y cogí uno”, recuerda.

No le resultó difícil iniciar los trámites en la misma Argentina. “Fue muy rápido. Lo que pedían era sencillo: el currículum, el certificado de no tener antecedentes penales, el título universitario, el expediente laboral… Había que escanearlos y subirlos a Internet”, explica.

Comenzó la búsqueda de empleo en la misma Argentina, aprovechando que el programa lo permitía, pero no obtuvo resultado. “Solo hice una entrevista por ‘Skype’ con una consultora. Cuando ven que les llamas desde Argentina no te suelen llamar tanto. También coincidió con el mes de agosto, que en España el tema laboral se para por las vacaciones”, señala.

Le dieron el visado a finales de julio y vino a España a principios de septiembre. Viajó a Madrid entre el 4 y el 5. La idea era venir con su esposa, pero como el programa no permite reagrupar a la familia hasta llevar un año contratado, tuvieron que buscar un plan B. Ella consiguió un visado para cursar un máster en Madrid.

Juan Augusto llegó a España un miércoles y el viernes ya tuvo su primera entrevista de trabajo. “Logré el empleo en los primeros diez días. Hice algunas entrevistas con empresas grandes, pero dudaban en contratar porque no quieren pedirte la residencia. Tú vienes con un supuesto de estancia por 90 días, pero no eres residente. La empresa tiene que pedir tu residencia a Extranjería. Los trámites tardan un mes o más y a lo mejor necesitan cubrir el puesto de trabajo rápidamente”, desvela.

Un trabajo similar al de Argentina
Finalmente firmó un contrato con Business Ready, una empresa dedicada a la gestión integral de mantenimiento, con delegaciones en Madrid, Vigo (Pontevedra) y Tarrasa (Barcelona), localidad esta última a la que se trasladó. Su mujer va a Madrid los viernes (tiene las clases del máster los viernes por la tarde y los sábados por la mañana) y regresa a Tarrasa los sábados.

“En Argentina ya nos informaron de que en Cataluña los trámites eran un poco distintos que en el resto de España”, apunta. “Tienes que presentar los documentos presencialmente, no te los admiten por Internet”. Algunos de sus compañeros, sin embargo, no estaban al tanto y se encontraron con la novedad al llegar, lo que les supuso algunos inconvenientes. Juan Augusto asistió a una de las primeras charlas sobre Visar que tuvieron lugar en el Consulado de España en Buenos Aires y allí se enteró ya del asunto.

Su empresa fue informada el 4 de octubre de la concesión de su visado y él recibió la notificación el 30 del mismo mes. Comenzó a trabajar el 6 de noviembre, justo dos meses después de llegar a España. Para poder optar a la residencia, el contrato debe ser de un año o indefinido. El suyo es por un año. El trabajo que desempeña es similar al que venía realizando en Buenos Aires durante los últimos diez años. Allí era gerente de operaciones de una empresa que hacía mantenimiento de edificios. Aquí es gerente de cuenta y hace mantenimiento de naves industriales, salones de juego, bancos, edificios de viviendas… En este sentido, apunta que le ayudó a encontrar empleo el haber trabajado en Argentina en empresas con capital español. Por ahora no se plantea hacer valer su título de arquitecto, porque tendría que homologarlo y el proceso no es sencillo: demora más de un año y tampoco sabe si le reconocerían el rango de arquitecto superior o solo el de arquitecto técnico. En Argentina su título engloba los dos grados.

Juan Augusto explica que está en contacto con otros 200 beneficiarios del programa Visar a través de un grupo cerrado de Facebook y de varios grupos de WhatsApp.

Su intención es aprovechar la oportunidad que le da Visar para pedir la nacionalidad española a partir del próximo mes de noviembre, cuando lleve un año trabajando (“es la posibilidad que esperábamos desde hace bastante tiempo”, dice) e “incorporarse” con su mujer “a la vida en España”, donde, además de en Galicia, tiene familia en Málaga (tíos y primos). “Estoy viviendo a media hora de Barcelona. Tengo playa, montaña… La calidad de vida en España es muy buena. No me puedo quejar. Tenemos todavía un piso en Argentina, que hemos alquilado hasta que podamos encontrar empleo los dos aquí y ver si nos asentamos y tenemos la posibilidad de comprar algo”, dice.

“Para mí es muy bueno”

Su valoración del programa es muy positiva: “Para mí es muy bueno. Me dio una oportunidad que estaba esperando durante bastante tiempo y no había tenido antes. Reclamé varias veces poder tener la ciudadanía como la tiene toda mi familia y hasta este momento no se había presentado una oportunidad para poder hacerlo de forma legal y ordenada. Me hubiera gustado mucho más obtener la ciudadanía por ser hijo de español o porque mi hermano menor la tuvo, y quizás las cosas hubieran sido más sencillas, más que nada para la búsqueda de empleo, pero dentro de todo el programa te da posibilidades”.

“Como toda prueba piloto”, continúa, “tuvo sus dificultades al principio, pero me acerqué al Ministerio –en ese momento yo estaba viviendo en Madrid– y me atendieron muy bien. Siempre estuvieron predispuestos a solucionar los problemas que surgían, muchos de los cuales no se habían previsto del todo, porque era la primera experiencia que se hacía. Pero la respuesta fue muy buena. Había una dirección de correo electrónico a la que uno mandaba correos y te contestaban en tiempo y bien. Tendrán que hacer algunos ajustes respecto a los tiempos de las resoluciones, porque a veces, si demoran un poco en otorgar la residencia, se te puede caer algún empleo, algún proceso de búsqueda, pero no me puedo quejar”.

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