España reconocerá a Juan Guaidó como presidente de Venezuela si Maduro no convoca elecciones

Pedro Sánchez acordó con los líderes de la Unión Europea conceder un plazo de ocho días

Pedro Sánchez, durante su reunión con los presidentes de Ecuador, Colombia y Costa Rica.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció el pasado 26 de enero que España da un plazo de ocho días a Nicolás Maduro para convocar elecciones libres, democráticas y transparentes. De no ser así, Sánchez aseguró que España reconocerá a Juan Guaidó como presidente de Venezuela. El presidente del Ejecutivo hizo estas declaraciones tras liderar, según aseguró el propio Gobierno, el proceso negociador con los diferentes líderes de la Unión Europea para adoptar una postura común en busca del reconocimiento de Juan Guaidó como presidente.

Dos días antes, Pedro Sánchez mantuvo en Davos (Suiza) una reunión conjunta con los presidentes de Colombia, Iván Duque; Ecuador, Lenin Moreno; y Costa Rica, Carlos Alvarado; con los que analizó la situación de Venezuela y les trasladó la postura de la Unión Europea de reconocimiento de la legitimidad de la Asamblea Nacional y apuesta por elecciones libres como la vía capaz de lograr una solución no traumática en Venezuela. Los presidentes reconocieron el papel fundamental de equilibrio y solución que juega España en este momento, en su papel de actor principal tanto ante la Unión Europea como ante la comunidad de países iberoamericanos.

A continuación, el presidente del Gobierno español conversó telefónicamente, a iniciativa suya, con Juan Guaidó. En la conversación, Sánchez le trasladó su reconocimiento por el coraje con el que está comportándose en esta situación y defendió la legitimidad de la Asamblea Nacional venezolana, además de explicar a Guaidó el comunicado conjunto de la Unión Europea. En dicho comunicado, se apuesta por una posición común en favor de la celebración de elecciones libres, que permitan expresarse democráticamente al pueblo venezolano, y un rechazo rotundo del uso de la violencia y de la fuerza.

Pese a reconocer la legitimidad de la Asamblea Nacional, durante su intervención en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros del día 25, la ministra portavoz, Isabel Celaá, se refirió, según nota de prensa del Gobierno, a la situación en Venezuela “tras la autoproclamación del presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, como presidente interino de la república”.

“Rechazamos contundentemente el uso de la violencia y de la fuerza y lamentamos las víctimas mortales que ya se han producido. Ni una más. Por eso, nuestra posición aspira, de común acuerdo con nuestros socios europeos, a que la situación que necesite Venezuela sea única y exclusivamente democrática”, afirmó Celaá.

En la misma línea, el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europa y Cooperación, Josep Borrell, insistió en que en Venezuela deben convocarse “elecciones libres, justas, creíbles y conformes a los estándares democráticos”, posición que el Gobierno de España ha transmitido por todos los canales al Gobierno venezolano.

 

En el Foro Económico Mundial de Davos

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, viajó a la ciudad suiza de Davos para participar los días 23 y 24 de enero en el Foro Económico Mundial, tras nueve años de ausencia de un jefe del Ejecutivo español. Sánchez asistió con el objetivo de exponer su visión de futuro sobre la globalización y sobre Europa, establecer liderazgos cooperativos y trasladar las fortalezas de la economía española para promover la inversión, crear empleo y prosperidad. El presidente centró su discurso en el plenario en las oportunidades y retos que presenta la digitalización de la economía y la necesidad de “comprender este fenómeno e incorporarlo al diseño de políticas públicas”, dijo, con el fin de lograr que de forma inclusiva “todos los ciudadanos del planeta se sumen a esta revolución modernizadora” y evitar así una “nueva brecha tecnológica”.

La lucha contra la desigualdad es “una obligación a la que debemos prestar todo nuestro empeño”, afirmó Sánchez, por ser esta una fuente de “tensión e inestabilidad económica”, de “fractura en nuestras sociedades” y el camino “de vuelta a la catástrofe”, en clara alusión a la emergencia de los populismos reaccionarios nacionalistas, “el principal desafío al que se enfrentan nuestras democracias liberales”, dijo.

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