El Valle Miñor de Montevideo celebró su 71 aniversario con un almuerzo de camaradería el pasado 7 de octubre durante el cual se entregaron a los asturianos del Club Cangas de Narcea de Buenos Aires la Copa ‘Arnaldo Viturro’ en tanto la del aniversario fue para el equipo de bolos celta del Centro Galicia, también de Buenos Aires.
El presidente del Club de Bolos Valle Miñor de Montevideo, Carlos Barcia recibió a los invitados entre quienes también estaban, además de los deportistas argentinos y sus familias, el consejero de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, Benito Díez Arce, el presidente de la Federación de Sociedades Gallegas del Uruguay, Román Nogueira, y directivos de varias instituciones españolas uruguayas, tanto de la capital como del interior.
Además, también estaban los socios y amigos de la institución miñorana que fue fundada el 21 de agosto de 1947 y que como aseguró en su discurso el presidente, “hemos sido testigos de su crecimiento constante, gracias al esfuerzo denodado, con visión de futuro, de las sucesivas directivas que nos precedieron”.
Aseguró que “así fue como se edificó este complejo funcional en lo cultural, socio recreativo y deportivo del que nos sentimos orgullosos, dado su tamaño y multiplicidad de actividades que nos lleva a realizar constantes mejoras”.
De hecho, se ha habilitado una nueva entrada al complejo por la calle Fragoso. Así se posibilita la entrada directa a las dos canchas cerradas, una con tribuna para casi mil espectadores, y para la única cancha de bolos celtas existente en el Uruguay. Además, en lo deportivo hay un gimnasio de artes marciales que, junto con la escuela de patín artístico y la escuela de fútbol, conforman una atractiva propuesta para la juventud que llena todos los días las instalaciones del club gallego del barrio de Pocitos, según nos explicó el gerente, Martín Rodríguez Caridad.
Asimismo, Barcia destacaba las actividades culturales que la institución lleva a cabo y de las que posteriormente se daría muestra con la actuación del grupo folklórico gallego ‘Xuntos’, que agrupa al cuerpo de baile del Valle Miñor y de Hijos de Morgadanes; la escuela de baile flamenco ‘Arsa y Toma’, y la única banda de gaitas gallega del país, conformada por tres decenas de gallegos, hijos y nietos de emigrantes.
Justamente, estos grupos juveniles de artistas han realizado giras por Argentina, Chile, Brasil y Perú, además de recorrer gran parte del Uruguay, constituyéndose en un semillero de la tradición galaica en estas tierras.
El presidente subrayó que “nuestra raíz fue el juego de bolos y hoy precisamente tenemos la gratísima presencia de clubes afiliados a la asociación argentina de bolos: el Circulo Social Val Miñor, el Centro Cangas del Narcea y el Centro Galicia, los que, junto con nuestros equipos, compiten por la copa aniversario que, en esta oportunidad, la 71, fue ganada por el Centro Galicia de Buenos Aires”.
Por otro lado, la Copa ‘Arnaldo Viturro’ se compite en distintas etapas en las cuatro sedes y en esta oportunidad fue conquistada por los asturianos del Centro Cangas de Narcea de Buenos Aires.
Carlos Barcia entregó la Copa 71 aniversario del Valle Miñor al equipo del Centro Galicia de Buenos Aires, integrado por Franco Ríos y Diego Caro, en tanto el vicepresidente Juan Valverde entrega la copa al mejor jugador, primero en puntos individuales, Franco Ríos. El secretario José Luis Franco entregó a Germán Lloret y a Lucas Ferreiro la copa como mejores segundos.
También fue entregada al equipo de Cangas de Narcea, en manos de su presidente, Carlos Ferre Rodríguez, la copa correspondiente a la etapa del torneo ‘Arnaldo Viturro’, que fue conquistada por los jugadores José Iglesias, Pablo Álvarez, Adolfo Ríos y Juan Manuel Cadenas.
La revelación del campeonato sin duda alguna fue el joven Franco Ríos que con tan solo 16 años conquistó el primer lugar individual con sus tiradas.
Esta fiesta del deporte y confraternidad entre emigrantes de las dos orillas hermanados por los bolos celtas es, sin duda, un reflejo de porqué los tres clubes gallegos y el asturiano continúan compitiendo como una gran familia, que más que separarlos el río de la Plata, los termina uniendo.
