Al mismo tiempo que aparecían pintadas anónimas denunciando “genocidio de gallegos en Uruguay. Luis Lacalle Pou Poncio Pilates uruguayo”, el actor hijo de emigrantes gallegos, César Troncoso, fue el encargado de difundir el mensaje final para los votantes del ‘si’ en el referéndum que este domingo 27 de marzo intenta derogar 135 artículos de la ley de urgente consideración que el presidente Lacalle Pou ha calificado como necesaria para su gobierno.
Estas dos caras de la situación política actual en un Uruguay, centrada en el referéndum del 27 de marzo, tiene a parte de la colectividad gallega movilizada, aunque en realidad los socios se quejan de que los han dejado solos, luchando contra un gobierno que primero dijo que Casa de Galicia no se cerraba y luego, antes de que fuese firme la decisión judicial que decretó el cierre de la mutua gallega, envió al parlamento la liquidación y repartió los socios entre otros prestadores de salud, lo que ha provocado un verdadero caos.
En principio, de los 43.000 socios, un millar ha presentado una apelación para declarar inconstitucional la ley que les repartía sin elección entre cuatro instituciones médicas a partir del 1 de abril.
Pero ahora que el cierre está a punto de producirse, la segunda parte de la ley de disolución que trasladaba al personal de Casa de Galicia entre las mutuas adonde eran derivados los socios, ha provocado un conflicto del sindicato de médicos que reclama la inserción de medio millar de profesionales que quedaron sin trabajo.
También el sindicato de trabajadores de la mutua gallega está negociando, porque hay más de tres centenares de empleados que quedarían sin puestos de trabajo, al tiempo que también los que son distribuidos percibirían un salario inferior al que tienen en la actualidad.
Por otra parte la Sociedad Uruguaya de Neonatología y Pediatría Intensiva en relación a la situación de Casa de Galicia ha denunciado “la preocupación frente al cierre de los servicios de Pediatría, Neonatología y CTI pediátrico de dicha institución, que no solo deja laboralmente desamparados a varios colegas miembros de esta sociedad, sino que significa también una pérdida irreparable para el sistema de salud, atentando contra la atención de calidad, que requiere de trabajadores capacitados en un área específica y de vital importancia como es la atención a recién nacidos y niños en situación vital crítica”.
En conclusión, el caos es total, y hasta el momento el Gobierno uruguayo no da ninguna respuesta que facilite una solución a los planteos de socios y trabajadores, lo que está exacerbando los ánimos hasta tal punto que en los ventanales de la sede de Casa de Galicia ha aparecido una pintada que reza “genocidio de gallegos en Uruguay. Luis Lacalle Pou Poncio Pilates uruguayo”.
La tarde del lunes 21 de marzo socios y trabajadores dieron “un abrazo” al hospital de Casa de Galicia recorriendo sus alrededores aplaudiendo y muchos de ellos con lágrimas en los ojos. Es que algunos llevan más de treinta años trabajando y los socios nacieron en su maternidad, son hijos y nietos de fundadores de la mutua gallega que ahora el Gobierno uruguayo ha liquidado en condiciones “poco claras”, según denunciaron tanto socios como trabajadores desde la remoción de la directiva de Alberto Iglesias.
Mientras tanto, el silencio de quienes lideraron a los socios para rescatar la mutua con una inversión privada, y la directiva pasada, seguramente ambos en un estado de duelo profundo, que quedará a la vista cuando se cierre la mutua el próximo miércoles 31 de marzo cuando los socios y trabajadores lleguen al hospital la jornada que se cierre definitivamente.
Ahora, la tregua impuesta por la campaña del referéndum ha dejado como protagonista a un hijo de emigrantes gallegos, al actor César Troncoso, con una vasta experiencia con más de treinta films y telenovelas tanto en Uruguay como en Brasil y Argentina, quién fue el encargado de transmitir el pasado 22 de marzo, el mensaje final de los que apoyan el sí a la derogación en una alocución que invita a pensar y reflexionar antes de votar.
Mientras tanto, la próxima semana será el cierre de Casa de Galicia que el 1 de abril dejará de existir tras más de 104 años de creada por un grupo de emigrantes que pensaban en los paisanos más desprotegidos.
Aún queda sin resolver la asistencia que reciben los socios de Casa de Galicia, quienes se quejan de no tener los mismos derechos que antes en cuanto a medicación y atención con sus médicos –ya que muchos no estarán en los prestadores de salud a los que fueron enviados– y los trabajadores profesionales de medicina y administrativos aún no han podido conseguir su puesto de trabajo, como había prometido el Gobierno uruguayo, cuyo presidente Lacalle Pou había afirmado en octubre del año pasado que “con la intervención, el Gobierno quiere ordenar la casa, que no se pierdan puestos de trabajo, que no haya un déficit en la atención, organizarla económicamente y que pueda seguir andando”.