El Gobierno uruguayo descontará impuestos a las compañías que realicen donaciones al Hogar Español

La entidad invita a los empresarios a implicarse en su subsistencia

Directivos y comision de apoyo del Hogar Español.
Empresarios en la reunion sobre la exoneración de impuestos para el Hogar.
Charla sobre la exoneración de impuestos para el Hogar Español.
Celestino Duarte explicando el descuento de impuestos por las donaciones al Hogar.

El Hogar Español de Montevideo, que alberga a dos centenares de emigrantes y corre peligro de no subsistir como consecuencia de su déficit permanente. logró que el Gobierno uruguayo devuelva impuestos a las empresas radicadas en el país que hagan donaciones a la institución.

Tras las gestiones del exembajador español en Uruguay, Javier Sangro de Liniers, se concretó la aplicación de excensiones tributarias a las empresas que donen recursos al Hogar Español.

Así pues llegamos a la situación de hace 55 años atrás, cuando comenzaba a funcionar el Hogar, fundado por empresarios que solidariamente aportaban lo necesario para que sus compatriotas más desamparados pudieran tener una vida digna en los últimos años de su vida.

El Hogar Español nació en 1964 por iniciativa de un grupo de empresarios emigrados de España para hacer frente al desamparo de sus compatriotas emigrantes menos afortunados, que dormían en las calles por no tener familia o no conseguir el bienestar económico que vinieron a buscar al Uruguay. La institución se instaló en una casona de la calle Millán del barrio de Sayago, en el oeste de la capital, cedida por el Gobierno uruguayo.

En 1973, la entidad se trasladó a su actual ubicación, en la avenida de las Instrucciones 981, al comprar un predio de más de doce mil metros cuadrados, con casi dos mil construidos, y escriturarlo a nombre del Gobierno español.

La institución, que al principio albergaba a ancianos que se cocinaban y cuidaban entre ellos, fue creciendo y demandando más atención e infraestructura, convirtiéndose pronto en el “buque insignia de la colectividad”. En 1982 y 1991 se realizaron dos grandes ampliaciones que duplicaron el área edificia, para llegar a los nueve mil metros cuadrados en 2007, con cómodas habitaciones y áreas de uso común que aseguran al residente un excelente confort y calidad de vida.

Pero la disminución de los recursos de la entidad por la crisis económica de 2008 y la prolongación de los años de vida de los ancianos atendidos provocó que el déficit mensual del Hogar superara los 50.000 euros. Se llegó así a un momento crítico que obligó al Gobierno central de España y en particular el Gobierno autonómico gallego a realizar ingentes esfuerzos para salvar de un irremediable cierre a la institución.

Ahora es el momento de los empresarios

El pasado sábado 20 de julio, Celestino Duarte, directivo del Hogar, brindó una charla a empresarios españoles con la finalidad de involucrarles para “no dejar que languidezca la ilusión de los emigrantes residentes de vivir con dignidad su última etapa de la vida. Si nos miramos en su espejo nos veremos a nosotros mismos dentro de muy poco tiempo”, aseguró.

Mientras, el presidente de la institución, Ángel Domínguez, puntualizó que “hoy somos los que debemos hacer un esfuerzo para que el Hogar permanezca cumpliendo esa labor que nos enorgullece y nos distingue”.

Explicó que al día de hoy “la planta continúa viva, dando sus frutos, pero corre gran peligro de extinción por la insuficiencia del líquido elemento que la mantiene en pie”, preguntándose si “seremos capaces nosotros de emular el valor de aquellos pioneros soñadores, arquitectos de una realidad que merece el mayor de los elogios, o miraremos hacia otro lado y dejaremos que la planta se marchite”.

Suena desgarrador, pero es la triste realidad de la última aldea de millares de emigrantes españoles que allí viven sús últimos años.

Duarte explicó con lujo de detalles toda la arquitectura de esta exoneración impositiva que lleva a que las empresas españolas radicadas en Uruguay o cualquier empresa que tenga residencia en este país sudamericano pueda realizar una donación al Hogar Español, de las que el Gobierno uruguayo les canjeará el 75% para que paguen sus impuestos. Vale decir que por cada 100 euros que donen solamente estarán sacando 25 euros de su caja.

Para ello, todos los años el Hogar Español tiene que presentar proyectos ante el Ministerio de Economía de Uruguay, donde indica cuál es el destino y el monto del dinero que solicita que le donen.

En este año, el Hogar presentó un proyecto para pagar un curso obligatorio de capacitación de personal, al que el Ministerio le asignó un monto de casi 70.000 euros que podrá recibir como donaciones en este año.

Si bien es una pequeña cantidad dado el déficit que sufre la institución, no deja de ser el puntapié inicial para la mayor solidaridad de empresarios y empresas españolas que se sientan tentadas así a colaborar con los emigrantes más desprotegidos en sus últimos años de vida.

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