El ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, aseguró el pasado 28 de septiembre que la decisión de que el Rey no fuese a Barcelona al acto de entrega del despacho de los nuevos jueces el pasado día 25 se debió para facilitar o no empeorar la “convivencia” con el independentismo. El presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, lamentó en el evento este hecho y explicó posteriormente que Felipe VI le había llamado para comunicarle que le habría gustado acompañarle en la entrega de despachos.
En un primer momento, desde el Gobierno se sugirió que la razón por la que el jefe del Estado no iba a acudir a Barcelona era por “motivos de seguridad”, aunque Campo señaló que la decisión no sólo se basó en razones de seguridad. “No sólo era la seguridad del monarca, también la inminencia de la sentencia de Torra, la cercanía del 1 de octubre…”, explicó el ministro. Tras estas declaraciones, varios medios de comunicación y los partidos de la oposición deslizaron la posibilidad de que se tratara de una supuesta concesión al independentismo en plena negociación de los Presupuestos Generales del Estado de 2021.
En este escenario, Campo había anunciado en el Congreso la tramitación de los indultos de los presos por el referéndum ilegal y además se especula con una posible reforma de los delitos de rebelión y sedición en el Código Penal, que favorezca a los condenados.
A raíz de la llamada de Felipe VI a Lesmes se recrudecieron las tiranteces entre el Gobierno y la Corona. El vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, señaló al Rey por romper su neutralidad política y el ministro de Consumo, Alberto Garzó, le acusó de maniobrar contra el Ejecutivo y advirtió de su situación insostenible. Ninguna de estas declaraciones fueron censuradas por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Finalmente, el president de la Generalitat, Joaquim Torra, fue inhabilitado por el Tribunal Supremo por su “contumaz desobediencia” a la Junta Electoral Central y le sustituye el vicepresident Pere Aragonès a la espera de unas eleccones que podrían celebrarse en el mes de febrero.