El gallego Alfonso Gómez Cruz ha sido investido por segunda vez como alcalde de Ginebra

En las elecciones del pasado 13 de abril fue el segundo candidato más votado

Alfonso Gómez Cruz
Alfonso Gómez Cruz, tercero por la izquierda, con el grupo de gaitas de la Irmandade Galega na Suiza durante el acto.

El gallego Alfonso Gómez Cruz, ha sido investido de nuevo como alcalde de Ginebra. Con 64 años, este natural de la localidad coruñesa de Corme, candidato de Los verdes, asume por segunda vez la Alcaldía tras haber sido el segundo más votado en las elecciones municipales del pasado 13 de abril. Aunque le correspondía asumir el cargo el año próximo, la retirada de la actual regidora le adelantó un destino que parecía escrito. Su nuevo mandato se extenderá hasta el 26 de mayo de 2026, al frente del Departamento de Finanzas, Medio Ambiente y Vivienda, dentro del Consejo Ejecutivo que completan Marjorie de Chastonay, Marie Barbey-Chappuis, Christina Kitsos y Joelle Bertossa.

Más allá del protocolo y los nombres, lo que se vivió en la sala del Gran Consejo de Ginebra fue una verdadera fiesta. Por primera vez en la historia, la música entró en la solemnidad de esa sala. Y lo hizo a través del latido de Galicia. A Irmandade Galega na Suiza, auténticos embajadores culturales, irrumpieron con el antiguo himno gallego, arrancando lágrimas de emoción al nuevo alcalde. Alfonso Gómez no pudo contener la emoción cuando las notas que le vieron crecer en la distancia inundaron el recinto que ahora preside. Fue un momento de reencuentro con la historia, con la identidad, con la sangre que corre más allá de las fronteras.

Alfonso Gómez Cruz
Intervención de Alfonso Gómez Cruz.

«Para nosotros, desde la Irmandade Galega na Suiza, fue un gran privilegio actuar en la Sala del Gran Consejo de Ginebra, un espacio tan emblemático y cargado de simbolismo institucional. Nos sentimos especialmente honrados por ser los primeros en llevar la música a este recinto y hacerlo interpretando el antiguo Himno del Reino de Galicia durante la ceremonia de investidura de Alfonso Gómez. Para nosotros fue un motivo de profundo orgullo. Debido a los cambios realizados en el programa por la lluvia, la ceremonia resultó ser muy cercana y entrañable, un acto en el que disfrutamos mucho y en el que tuvimos también el placer de compartir escenario con las gaitas escocesas de Ginebra, en una fusión de tradiciones que simboliza el espíritu abierto y diverso de la ciudad”, señalaron desde la entidad gallega.

Acompañaron a Alfonso Gómez Cruz su madre, su hermana, su mujer, amigos de toda la vida y una comunidad multicultural que ha encontrado en él un referente de cercanía y trabajo. Porque Gómez es, ante todo, hijo de la emigración. En su discurso lo recordó con fuerza. Sus padres llegaron a Suiza hace unos 65 años como tantos otros gallegos, cargados de sueños y sacrificios. Hoy, su hijo se convierte por segunda vez en alcalde de una de las ciudades más relevantes del continente. No es solo un logro personal. Es un guiño a todos los que dejaron su tierra para labrar un futuro.

“Gracias a Suiza por abrirnos las puertas y ofrecernos tanto”, dijo con gratitud. Pero también dejó claro que Galicia está en él cada día, que nunca se ha ido, que se lleva con orgullo en cada gesto, en cada palabra, en cada decisión y la participación del grupo A Irmandade Galega na Suiza fue un maravilloso ejemplo.

Desde Corme a Ginebra, Alfonso Gómez no solo ha trazado un camino político. Ha tejido un puente emocional entre Galicia y Suiza, entre pasado y presente, entre la emigración de ayer y la esperanza de hoy. En él, muchos se ven reflejados. Y eso, más que un cargo, es un honor y una responsabilidad.

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