Miguel Delibes es uno de esos fénix de los ingenios de nuestra literatura y que una y otra vez hacen rebrotar la riqueza de nuestro idioma y plasmar la sensibilidad de un pueblo que se resiste a quedarse en las cenizas que muchos auguran y desean. Y fue Miguel Delibes el que retrató con maestría, en esa novela excepcional que fue llevada al cine por Antonio Giménez-Rico y que se titula EL DISPUTADO VOTO DEL SR. CAYO, la España olvidada, incomprendida y que, sin embargo, es escenario de enfrentamientos posicionales e ideológicos por la conquista del voto de su dos únicos habitantes, además del alcalde (Cayo), y que los representantes políticos que visitan el pueblo o no lo comprenden y solo lo utilizan para sembrarlo de propaganda partidista.
El voto de los emigrantes puede estar cambiando la historia de nuestro país, o no. En las elecciones del 23J apenas un 10,4% de los votos CERA ha podido influir en el resultado final. Sin embargo, ese diputado alcanzado en el distrito de Madrid y que ha sumado el PP puede dar lugar a infinitas combinaciones, descartes y pactos que solamente el trascurso del tiempo nos dirá hasta qué punto el DISPUTADO VOTO DE LA EMIGRACIÓN puede haber influido en el destino que se marque para el futuro de esta España, en la que seguimos sin comprender que 2.238.261 de ciudadanos en el extranjero no tengan derecho a que se les oiga e intervengan con mayor presencia en las decisiones que se toman para lograr un país más próspero, más defensor de los derechos ciudadanos y que haga progresar, no a los sueldos y a las prebendas de los representantes del pueblo, sino a la clase que trabaja, se esfuerza y cumple con sus obligaciones sociales. El “progresismo” no es pasar de cobrar del paro o de un falso empleo a beneficiarse con el dinero de los impuestos. El progresismo es avanzar en calidad de vida y en respeto a los valores sociales.
Si resultase que, como consecuencia del voto de la emigración en el 23J, hubiese que someterse a un escenario en el que se diese voz a las mayorías que han expresado su voz en las urnas, seguro que, en próximas elecciones, el DISPUTADO VOTO DE LA EMIGRACIÓN cobraría otro interés y posiblemente se cambiarían muchas leyes y normas para dar respuesta a los muchos problemas que se presentan para esos más de dos millones de españoles que trabajan y viven fuera de España, y que tienen más derecho a exigir que aquellos que, sin el más mínimo interés por el progreso del país, se arrogan prioridades y privilegios a costa de los que contribuyen a generar esa riqueza con la que se afrontan los gastos sociales, de los que tanto se ufana cada Gobierno en convencernos de que salen de sus bolsillos, cuando de sus bolsillos lo único que sale son promesas incumplidas y humo que se desvanece tan pronto su sueldo mensual se multiplica por 10 veces lo que percibían hasta que logran ser diputados, ministros o consejeros de… ¡Esos sí que progresan… en ingresos!
El DISPUTADO VOTO DE LA EMIGRACIÓN merece algo más que lo que estamos percibiendo. Merece un análisis más profundo y con visión de Estado, no de partido, que revise la legislación vigente, por parte de expertos y no de leguleyos, y la adecue a las necesidades de un mundo global en el que se tengan en cuenta las distintas características del actual residente extranjero ausente español (CERA).
Ricardo Martínez Barros es el fundador del Despacho Martínez Barros en Vigo, uno de los más prestigiosos y grandes de Galicia, formado por abogados gallegos. Director de los servicios jurídicos del R.C. Celta y Vicepresidente en su día. Persona ligada a la emigración con más de 1.500 artículos publicados en varios medios.