Una cena de gala en la intimidad de la gran familia del Centro Gallego más antiguo del mundo, junto a autoridades y directivos de otras instituciones españolas, fue la excusa para agrupar al colectivo en el complejo polideportivo de la institución que preside el orensano Julio Ríos para celebrar los 140 años de su fundación.
El sábado 31 de agosto se recordaba cómo algunos gallegos emigrantes fundaron el Centro Gallego de Montevideo en aquel lejano 30 de agosto de 1879, sin pensar que sería el primero seguido meses después por el de Cuba.
Aquella emigración solidaria se reflejaba en sus acciones, había en todo el Uruguay distintas asociaciones españolas de socorros mutuos, por lo que el Centro Gallego también seguiría sus pasos procurando ayudar a sus compatriotas consiguiéndoles trabajo, enseñando a ellos desde un oficio hasta la propia lengua castellana.
Treinta años después conseguían construir en la calle San José una sede social diseñada para tal finalidad, que hoy se ha convertido en patrimonio arquitectónico uruguayo y patrimonial gallego.
Pero el pasado 31 de agosto, en el salón de fiestas del polideportivo de Carrasco, los directivos del Centro Gallego organizaron un espectáculo artístico con su banda de gaitas y cuerpo de baile, a los efectos de animar una cena de gala con más de medio millar de comensales diseminados en mesas adornadas con rosas bajo un cielo estrellado artificialmente.
Luego de los himnos, la vicepresidenta Charo Gil y el presidente Julio Ríos, dieron la bienvenida a los presentes, trasladando también el saludo por escrito del presidente de la República, el nieto de cuatro gallegos, Tabaré Vázquez Rosas, y del presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijoó, y el secretario xeral da Emigración, Antonio Rodríguez Miranda, desde Galicia.
Luego sería el delegado de la Xunta de Galicia en el Río de la Plata, Alejandro López Dobarro, quien se dirigiría al auditorio augurando otros ciento cuarenta años más, al tiempo que explicaba la importancia de cultivar la solidaridad de este centro tanto dentro del colectivo español como de la propia sociedad uruguaya.
Tras él fue el consejero de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, Vicente Pecino Medina, quien saludó en lengua gallega y, aunque clarificó que no lo es por haber nacido en Andalucía, igualmente siente orgullo de ver “el trabajo que han desarrollado los gallegos en este país de acogida”. Puntualizando sobre la institución que “son ustedes un referente de las instituciones gallegas en Uruguay”.
Por último, sería el embajador español, José Javier Gómez-Llera, quien por primera vez se dirigía a la colectividad en un acto masivo, recordando la historia de aquellos años de la fundación cuando en Uruguay llevaba gobernando en forma inconstitucional el General Lorenzo Latorre y en España casi desde el mismo tiempo lo hacía el rey Alfonso XII, cuando “aún Cuba, Puerto Rico y Filipinas formaban parte de España”.
Tras resaltar la importancia del aporte de la emigración española y principalmente gallegos en esta margen del Plata, propuso un brindis por España, Uruguay y Galicia.
Los clubes unidos
Los presidentes de los clubes presentes, Alma Gallega, Centro Asturiano Casa de Asturias, Islas Canarias, Club Español de Montevideo, Asociación Española de Maldonado y Casa de Galicia entregaron trofeos recordatorios del aniversario.
Pero fue el presidente Alberto Iglesias, de Casa de Galicia, quién tomó la palabra para expresar la alegría de tener al presidente del Centro Gallego, Julio Ríos, como titular de la Comisión Fiscal de la institución que dirige, la mutua más grande en cantidad de socios de la diáspora gallega.
Cabe recordar que Casa de Galicia nacía hace poco más de cien años con un grupo de socios del Centro Gallego que entendían que se debería prestar más atención a sus compatriotas, comenzando así a formar la mutualista médica que hoy está viviendo una transformación inédita para el Uruguay, ya que buscará tener una sucursal en la propia Galicia.
Como se vio con el fraternal abrazo de ambos presidentes, el cisma que se produjo en 1917 encabezado por José María Barreiro, quedó en el pasado y hoy se está empujando a la unión de todas las instituciones gallegas de Uruguay por ambas asociaciones, con el proyecto que lidera el presidente Iglesias en Casa de Galicia.
Por su parte, el presidente del Partido Popular de España en Uruguay, Constantino Mato, también entregó un recuerdo a Julio Ríos, quien agradeció y auguró un próximo triunfo del partido al que pertenece.
30 años del CRE
Entre las placas recordatorias también se entregaron dos por parte de un directivo del Centro Gallego, Jorge Torres Cantalapiedra, como presidente de la Federación de Instituciones Españolas y del Consejo de Residentes Españoles.
Junto al embajador y el consejero de Trabajo, Torres llamó también para hacer entrega de la plaza al primer presidente del CRE, Eduardo Alonso, anunciando que se realizará un acto especial para que todo el colectivo español pueda entender la importancia de este órgano nacido en 1979.
Medallas a socios de 25 y 50 años
Mientras que la velada era animada por la banda folk gallega dirigida por Vicente González, que contó con la participación de algunas parejas del cuerpo de baile del Centro Gallego, se realizaba también el lanzamiento de los primeros “Juegos Antergos” que se desarrollarán el próximo 6 de octubre en el campus deportivo de la institución en Carrasco.
También hay que recordar que el viernes 6 de septiembre comenzarán las Olimpiadas de Juegos de Salón que este año llevan el nombre de “140 años del Centro Gallego de Montevideo”.
Pero la emoción de la noche la tuvo la entrega de medallas de plata a quienes cumplían 25 años en el padrón social y de oro a quienes hacen 50.
Karel Wijman, Manuel Rodríguez, Alberto Caputti y Walter Echenique, recibieron la primera, en tanto José Álvarez Pájaro y Fito Rial, recibieron la de oro.
El momento fue especial cuando Echenique recibió la medalla de la vocal de la junta directiva, Mercedes Chamorro, su esposa. Asimismo, Rial subió al escenario junto a su esposa, hijos y nietas, distintas generaciones de socios de la institución.
La fiesta cerró cuando hizo su aparición la tarta aniversario con velas incandescentes, que endulzó una noche llena de emociones y buena comida, además de una música que sacó a la pista a bailar a todos los asistentes.