El Centro Galicia de Buenos Aires acogió el pasado jueves 3 de octubre la presentación de la novela “Aurelia quiere oír”, en el que su autora, María Rosa Iglesias, relata a través de un personaje ficticio las vivencias de una gallega hipoacúsica que emigró a Argentina a mediados del siglo pasado.
La presentación, patrocinada por la Cátedra Galicia-América de la Universidad Nacional de San Martín, el Instituto Argentino Gallego Santiago Apóstol y la institución anfitriona, contó con la participación de la escritora María Rosa Lojo y el psicólogo Andrés López Garraza.
En ‘Aurelia quiere oír’ Iglesias describe el mundo interno de una nena despojada de su infancia, que al emigrar se queda sin abuelos, sin primos, sin patria, sin la cultura de pertenencia donde se sentía una par, no una inferior. A esta situación luego se suma la pérdida paulatina de la audición y con ella, la capacidad para aprender en la escuela, para socializar con su nuevo entorno, para competir y realizar un trabajo.
Más de cien personas estuvieron atentas a la exposición de los profesionales, al jugoso y por momentos divertido debate final, a las dificultades de las personas hipoacúsicas a las que hubo que repetirles algunas frases que no oían, pese a estar en primera fila.
El público pudo comprobar cómo mejora la comunicación cuando el hablante modula adecuadamente; cuando se acerca a quien no oye y le repite, respetuosa y pacientemente, lo que no entiende; cómo se quiebra la voz de quien evoca no sólo lo que dejó en Galicia sino la burla, la denigración que sufrieron y aún sufren los gallegos por culpa de un estereotipo injusto, la misma que sufren la mayoría de los extranjeros cuando son pobres; el maltrato que reciben los disminuidos auditivos que impacientan y molestan al ritmo frenético de la sociedad.
La autora citó unos versos de Rosalía de Castro respecto el derecho humano de habitar cualquier punto de su planeta (Ánimo compañeiros! / Toda a terra é dos homes. / Aquel que non veu máis que a propia / a iñorancia o consomé) y describió el periplo ficcional pero en parte también real de Aurelia / María Rosa.
Además, se refirió al valor catártico de la escritura para elaborar la rabia, la impotencia, la frustración y descalificación que la agobiaron hasta que encontró recursos internos y también externos para reconstruirse y elegir un futuro satisfactorio e insistió en que para mejorar la relación con emigrantes e hipoacúsicos, es necesario comprender el temor ancestral al extraño y superarlo racionalmente, enseñarle al oyente cómo comunicarse con disminuidos auditivos. Finalmente jugó con el título del libro al señalar que “Aurelia quiere oír” también podría haberse llamado “Aurelia quiere ser escuchada”.
Mientras que Lojo hizo un profundo análisis de la novela y López Garraza una exposición de buen trato al hipoacúsico, la autora confesó que algunos recursos estilísticos para la transcripción de conversaciones familiares y clases en la facultad fueron elegidos para infringir al lector la misma frustración que siente el hipoacúsico cuando no entiende la charla o la información que necesita.
Como no podía ser de otra manera tratándose de un encuentro con mayoría de gallegos, el grupo musical del Centro Galicia dirigido por Alberto López interpretó, con gaitas y panderetas, ritmos de diversos orígenes, incluso el conocido A mi manera. Después vino la charla entre amigos y conocidos acompañada por los clásicos de la tierra: vino, jamón, tortilla y chorizo.
Quisiera saber cómo puedo adquirir el libro. Vivo en Montevideo, Uruguay.