España inició el pasado 11 de mayo un desconfinamiento por fases, dependiendo de la situación sanitaria de cada región, que alcanzó al 70% de los españoles el día 18. Se quedaron fuera la Comunidad de Madrid, el área metropolitana de Barcelona y el Bajo Montseny (entre Barcelona y Girona) en Cataluña y amplias zonas urbanas de Castilla y León, mientras que sí pasaron por completo a la fase 1 la Comunidad Valenciana, Andalucía y Castilla-La Mancha, que lo habían hecho parcialmente el 11 de mayo ante las protestas de los ejecutivos valenciano y andaluz por dejar fuera durante una semana a amplias zonas de Castellón, Valencia y Alicante y las provincias de Granada y Málaga.
En total, catorce comunidades que engloban a 32 millones de personas, un 70% de la población, han superado la fase 0 del plan de desescalada y han pasado a la fase 1, que flexibiliza las medidas de distanciamiento social, o incluso, en el caso de algunas islas (Formentera, en Baleares, al igual que Hierro, La Gomera, y la Graciosa en Canarias), a la fase 2.
En la fase 1 se permiten las reuniones de amigos y familiares de hasta un máximo de diez personas, los desplazamientos restringidos a la provincia de residencia, las terrazas con reducciones de aforo del 50%, los hoteles y los apartamentos turísticos excluyendo las zonas comunes o el comercio con con aforo limitado.
El Ministerio de Sanidad rechazó por segunda vez que pase Madrid a la fase 1 de la desescalada, aunque podrá poner en marcha “algunas medidas” de alivio, al igual que Barcelona y su área: la apertura del comercio minorista y los servicios sin cita previa, pero preservando horarios para las personas mayores, se reactiva de manera progresiva la atención de los Servicios Sociales y se permitirá la desinfección de centros educativos y universidades. No podrán abrir las terrazas de los bares ni se permitirán las reuniones de hasta diez personas y la movilidad entre municipios seguirá prohibida.
Fuentes del Gobierno de la Comunidad de Madrid achacaron esta decisión a motivaciones políticas tras asegurar que su situación “no tiene nada que ver con la de Barcelona” y defendieron que se ha “potenciado el control de casos sospechosos” de coronavirus.
