La postura inflexible del expresident de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, está provocando un aumento de la tensión en el sector independentista. Por un lado, obligó a suspender la actividad parlamentaria en la Cámara autonómica hasta septiembre tras negarse a ser sustituido por otra persona como diputado tras la sentencia del Tribunal Supremo en que lo inhabilitaba, junto con otros cinco parlamentarios por rebelión.
Y por otro, la creación de un nuevo partido, la Crida Nacional, que engullirá al PDeCAT y que pretende incorporar a ERC en una misma formación, con la negativa de los republicanos, para poner en marcha la independencia. Además, el expresident amenazó al Gobierno de Sánchez con no apoyarlo si no colabora con este proceso.
Mientras, el juez del Supremo, Pablo Llarena, se vio obligado a retirar la euroorden europea para la detención de Puigdemont y el resto de huidos de la Justicia, tras negarse un tribunal alemán a deportarlo por los delitos de rebelión o secesión. Por tanto, ahora pueden circular libremente salvo por territorio español.