Honda consternación ha provocado el deceso de Eduardo Alonso, un dirigente de la colectividad española de Uruguay, emigrante ourensano, que conquistó con su trabajo por todas las instituciones el corazón de todos.
Eduardo Alonso González nació el 18 de febrero de 1934 en Carballeda de Avia, Ribadavia, y cuando tenía siete años su papá moría en el hospital de esta ciudad con una dolencia mal curada contraída en la guerra de Marruecos. Un año después es él quien contrae una enfermedad en los huesos que le afecta una rodilla que lo lleva a estar internado hasta los 14 años en el sanatorio de Coia regido por los hermanos de Caridad de San Juan de Dios y, según contaba, allí salió con tanto conocimiento de historia sagrada como si fuera un seminarista.
Así llegó al pueblo antes de cumplir quince años y cobraba propinas en distintos servicios de la iglesia.
Pero quizás allí fue sembrada esa vocación de servicio que tuvo en el resto de su vida, especialmente cuando cruzó el Atlántico en 1952 llegando a Brasil. Pero el 30 de abril de 1953, con diecinueve años, llegó a Montevideo tras ingresar como ilegal, escondido entre la carga de un camión, por la frontera norte entre Uruguay y Brasil, tal como lo hicieron miles de compatriotas suyos.
Aquí trabajó en diversas carpinterías y logró traer a su madre, Carmen González García, y a sus hermanos Juan y Mari Carmen viviendo por fin en familia en la capital uruguaya.
Eduardo se casó en 1959 con Obdulia Rodríguez Rama, Lula para todos, y junto a ella construyeron su familia con Eduardo nacido en 1962 y Beatriz un poco más tarde, que le dieron a sus nietas Elisa y Emiliana y a su nieto Gerónimo, al que entrevistó España Exterior al consagrarse por primera vez el Centro Pontevedrés campeón uruguayo de balonmano.
Fue justamente en el asociacionismo donde Eduardo volcó su necesidad de servir a los demás, comenzando primero con el Flavia Fútbol Club que, junto a unos amigos, se juntaron para jugar al deporte destacado en Uruguay y, como no podía hacerlo con su rodilla afectada, le encomendaron representarlos en la liga y ahí comenzó su actuación como directivo.
Pasó en su prolongada carrera como fundador del Centro Pontevedrés, en las juntas directivas del viejo Hogar Español de ancianos, el Club Español, la Unión de Sociedades Gallegas del Uruguay, pero en todas ellas nunca aceptó la presidencia, salvo en el Consejo de Residentes Españoles donde por votación de los consejeros fue elegido como el primer presidente del CRE en 1990 hasta 1994.
Cuando se creó la asociación A Casa de Galicia, con la finalidad de rescatar el patrimonio cultural y social de la mutua liquidada por el Estado uruguayo, Eduardo Alonso fue integrante de la Comisión Fiscal siendo reelegido dos años después.
El pasado 11 de junio, tras una operación que tuvo una complicación, falleció Eduardo Alonso, pero seguramente su siembra de servir a la colectividad, sumado a esa característica suya de no pretender ser el presidente sino de sumar permanentemente con un accionar cristalino y solidario, hará que esté presente permanentemente en la colectividad española del Uruguay y especialmente en todas las instituciones gallegas de Montevideo.
Nos unimos a todos los comunicados de condolencias emitidos por todos los clubes gallegos, españoles, y por la delegada de la Xunta de Galicia, confortando a su familia y amigos en este difícil momento.