La colectividad asturiana se reunió el pasado 11 de junio en su sede del Prado para disfrutar de una fabada, confraternizar, homenajear a sus socios treintañeros y al grupo Les Madreñes.
Pasado el mediodía, se fue poblando la sede de la avenida Suárez, donde el aroma que salía de la cocina no dejaba lugar a dudas de que había que acercarse con el plato al cucharón. Pero, como es habitual, fueron los socios y directivos los que sirvieron la tradicional comida y los asistentes se felicitaban por lo exquisita que estaba la fabada y lo bien que venía en una jornada que rondaba los diez grados de temperatura en la capital uruguaya.
Además de disfrutar de la gastronomía, también fue posible presenciar el arte del grupo folklórico de la institución, Les Madreñes, quienes están celebrando los 30 años de su fundación, para lo que, además de distinguir a la profesora actual, Valeria Rico y todo el cuerpo de músicos y danzarines, reconocieron a José Luis García por su colaboración con esta representación artística.
Los socios reconocidos por sus tres décadas en la institución fueron Anahí Ángela Fazzino Anido, María Teresa López Ron, José Luis Monteserin Peláez, José Luis Príncipe Montero, María Teresa Silva Galbarini y Juan Pablo Villarmarzo Martínez.
Historia de una entidad y un grupo
El 5 de junio de 1993 actuaba por primera vez el cuerpo de baile y música de la colectividad asturiana Les Madreñes que hoy se está reconstruyendo con el mismo amor y deseo por las tierras de sus ancestros que tuvieron aquellos pioneros en la década del noventa y seguramente el mismo orgullo que sintieron a principios del siglo pasado cuando se fundó el Centro Asturiano de Montevideo.
El 28 de agosto de 1910 se reúne un grupo de emigrantes en el bar Tortoni del centro de Montevideo, donde invitados por su propietario, Domingo Fernández Peláez, crearon una institución con la finalidad de “propender a la unión entre todos los asturianos radicados en este país (Uruguay), estrechando en lo posible las relaciones entre ellos y fomentando el socorro mutuo”.
Aquellos fundadores fueron: José Antonio Villamil, Manuel F. Fernández, Manuel Pérez Fernández, Manuel Pérez Hernáez, Emilio Pardo Morán, Vicente F. Fernández, José Antonio García, José María García, Francisco Acevedo, Manuel Menéndez, José Fernández, Antonio González, Máximo Díaz, Manuel Arias, José F. Entrerríos, Benjamín Romero, Agustín Fernández, Antonio Rico, Balbino García, José Rodríguez, Juan Álvarez, Argimiro García y Agustín Castañeira
“Al poco tiempo, la entidad tenía poco más de 150 socios, pero, pasado el año, se declaraban 82 recibos como incobrables. Lejos de desalentar a los pioneros, hubo una comprensión cabal del fenómeno. El Centro asumía el auxilio de los más desafortunados. Por iniciativa del segundo presidente, Segundo Fernández, se fundaba la Caja de Protección, Reempatrio y Trabajo”, según cuenta en su trabajo Armando Olveira, historiador y descendiente asturiano.
En marzo de 1912 se creaba el tradicional cuerpo de baile, en agosto el coro social y un orfeón que cosechó aplausos, bajo la batuta del profesor Manuel García de la Llera.
Los estatutos originales rigieron hasta 1917, cuando una asamblea general del 24 de marzo aprobó la personalidad jurídica y creó la Bolsa de Trabajo y Caja de Protección, según recoge el estudioso en una entrevista a José Luis Pérez de Castro.
En 1931, el presidente Justo Menes adquiría la sede de Joaquín Suárez 3533, una quinta de tres mil metros cuadrados en el tradicional barrio Prado. El 17 de diciembre de 1933, bajo la presidencia de Antonio Pérez, quedaba inaugurado un amplio salón de 240 metros cuadrados.
Pero en 1939, el Centro sufre una división interna a causa de los debates políticos suscitados por la guerra civil española en el seno de la colectividad, y la implantación de la dictadura llevó a que se creara una nueva institución llamada Casa de Asturias, que funcionó separada hasta que el 1 de junio, luego de tensas y complicadas asambleas, fue creado el Centro Asturiano Casa de Asturias.
La juventud y el baile astur
Sin embargo, de esta historia del asociacionismo astur en Montevideo, rescataremos el ocurrido el 5 de junio de 1993 cuando por primera vez se presentaba el conjunto folklórico asturiano Les Madreñes que desde aquella histórica jornada hasta la fecha viene alegrando los encuentros de los emigrantes del Principado.
Si bien previamente hubo muchos meses de trabajo intenso para llegar a tener aquella formación de dos docenas de integrantes, entre ellos muchos niños, y es justamente uno que tenía 9 años en aquel momento, Luis Bousoño, quien recuerda que “fue un gran acierto de un grupo de padres que por sí solos decidieron tomar las riendas, conseguir un profesor y una modista, y empezar con un proyecto que tantos años ha durado. De ahí salió un grupo hermoso que aún mantiene su amistad hasta el día de hoy”. Recordando así a sus compañeros que “aún seguimos de andanzas por la vida sumados a otros que con los años se unieron”.
Fue justamente su padre, Jorge Bousoño quien bautizó al grupo como Les Madreñes, pero a él hay que sumar al grupo de madres que tejían los dengues y delantales, que embellecían la puesta en escena del grupo que transmitía con orgullo las raíces legadas por padres y abuelos en sus presentaciones.
Si bien fue un trabajo arduo de padres y directivos para mantener al grupo y conseguir el dinero para sus vestimentas, instrumentos y también para fomentar los lazos de amistad festejando los cumpleaños mensualmente, también fue imprescindible el trabajo que durante 23 años realizara su director Sergio Galleni, luego continuado por nueva años más por Carolina Pérez y en la actualidad teniendo al frente a Valeria Rico.
Para cerrar este aniversario, Javier González, otro integrante de aquel grupo del 93, pidió que “algún día se tenga la visión suficiente para volver a apostar a la juventud, porque ellos ya son presentes y como presentes debemos priorizarlos”.
Remarcó este pedido mostrando que en la actualidad “muchos de los que estamos en esa foto, hoy por hoy seguimos siendo amigos, podemos decir que llevamos Asturias adonde vayamos y donde estemos, sin duda el trabajo de los grandes hoy es el fruto de lo que somos”.
Culminó agradeciendo “por darnos la oportunidad de comprender ese valioso e incomparable amor que nos hace grandes como personas”.
casa de asturias era otra cosa cuando estaba Fernandez y Lopez gudin