Asturias, la “patria querida” de Gloria Estefan

Su abuelo materno, natural de Pola de Siero, emigró a Cuba a los 17 años / La cantante y su madre visitaron a sus parientes asturianos en Vega de Poja en 1996 / “De pequeña te caíste en la marmita asturiana”, le dijo el ministro Guirao cuando le entregó en 2018 la Medalla de las Bellas Artes

Gloria Estefan (en el centro, detrás), con sus padres y su hermana Rebecca, cuando aún era una niña.
Una estampa veraniega de una Gloria Estefan casi bebé con sus padres.
Gloria Estefan (en el centro), con su madre y su hija Emily.
La cantante con el ministro José Guirao (izqda) y su esposo Emilio Estefan durante la entrega de la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en Madrid en 2018.

Los ‘fans’ de Gloria Estefan saben que vino al mundo en Cuba pero reside en EEUU desde muy pequeñita, porque sus padres tuvieron que exiliarse tras la Revolución, pero probablemente desconocen los orígenes asturianos de la cantante, “la madre del pop latino”, que ha vendido más de 120 millones de discos en todo el mundo y tiene siete premios Grammy y una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.

Nacida en La Habana en 1957, Gloria María Milagrosa Fajardo García (Estefan es el apellido de su marido, el productor musical Emilio Estefan, cubano de ascendencia libanesa y española) es nieta de Leonardo García, un asturiano de Pola de Siero (en asturiano y oficialmente, La Pola Siero), parroquia del concejo de Siero, emigrado a Cuba a los 17 años. A pesar de su juventud, parece que lo hizo casado ya con una logroñesa llamada Bernarda Sánchez. Todo indica que su hija Gloria (la madre de la cantante) nació en la isla, aunque el diario ‘La Rioja’, en un reportaje publicado el 21 de enero de 2012, situaba su nacimiento en Asturias, citando como fuente “los familiares asturianos” de la artista.

La cantante sigue teniendo parientes en el Principado, en concreto en La Viña, parroquia de Vega de Poja (en asturiano y oficialmente, Samartino), también en el concejo de Siero, donde en la década pasada aún vivían varios primos carnales de su madre con sus hijos y nietos. La artista tuvo un primer contacto con ellos durante un concierto en Madrid a principios de los años 90 del siglo XX, tras invitarlos al recital y recibirlos en el camerino.

Pero el verdadero reencuentro de Gloria con sus raíces asturianas se produjo en octubre de 1996, cuando, acompañada de su madre, su marido y su hija pequeña, Emily, visitó el pueblo de su abuelo Leonardo aprovechando que iba a cantar en Gijón. Allí conoció a su gran familia asturiana (por aquel entonces, seis hermanos, con sus hijos y nietos). Gloria hija pisó los paisajes que le describiera el abuelo, escanció sidra y conoció a sus parientes de este lado del océano. La visita causó en el pueblo un gran alboroto, hasta el punto de que alguno no se lo creía.

Su abuelo le enseñó a amar a Joselito

Mucho más recientemente, el 23 de julio de 2018, la cantante recibió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en el Teatro Real de Madrid de manos del entonces ministro de Cultura, José Guirao, quien la elogió con estas palabras: “De pequeña te caíste en la marmita de la fuerza y la energía asturianas”. Gloria tuvo entonces un emotivo recuerdo de su abuelo Leonardo, del que dijo que “fue una de las personas más importantes” de su vida y que gracias a él se acercó al trabajo del que sería su primer ídolo musical, Joselito. “Sus canciones fueron las primeras que canté. Iba a todas sus películas con mi abuelo y pensaba que era muy gracioso. La música de España me tocaba el corazón y ha seguido así en mí porque uno no se olvida nunca de sus raíces. España siempre ha sido gran parte de mí y sigue muy viva en mi corazón”.

Gloria García, la madre de la artista, fue una persona extraordinaria, con una vida nada fácil que supo enfrentar con gran coraje. De adolescente ganó un concurso de la mejor doble cubana de Shirley Temple (1928-2014), la actriz infantil de mayor éxito de la historia del cine. Casada con el cubano José Manuel Fajardo, con un apellido de inequívocas reminiscencias gallegas (procedente seguramente de ‘faia’, haya, por el árbol), tuvo que huir de Cuba en 1959, tras el triunfo de la Revolución, con su marido y su hija Gloria, que solo tenía 16 meses, porque José Manuel –además de campeón de voleibol– había sido miembro de las fuerzas de seguridad del dictador Fulgencio Batista y guardaespaldas de su esposa. La familia se exilió en Miami (EEUU).

Su padre fue prisionero en Cuba tras Bahía Cochinos y voluntario en Vietnam

El padre de la cantante regresó a la isla como uno de los 1.400 combatientes cubanos que fracasaron en el intento de invadir Bahía Cochinos en abril de 1961 con apoyo y financiación del Gobierno estadounidense y de la CIA. José Manuel fue hecho prisionero por su propio primo y pasó más de un año encerrado.

Tras su excarcelación, volvió a EEUU, donde entró a formar parte del ejército de este país. Fue trasladado a Texas, ciudad en la que nació su segunda hija, Rebecca. En 1967 se presentó como voluntario para ir a la guerra de Vietnam y su familia retornó a Miami. El padre de la cantante regresó en 1969 con graves secuelas físicas y mentales debido a la exposición al Agente Naranja rociado por el ejército estadounidense sobre las tierras de los campesinos. Acabó encarcelado en su propio cuerpo, con una grave esclerosis múltiple que le impedía comunicarse incluso con su familia. Gloria, que tenía doce años, se convirtió en su enfermera, ya que su madre trabajaba todo el día y estudiaba Pedagogía por las noches. Había obtenido un doctorado en esta materia en Cuba, pero al salir del país le rompieron todos sus títulos y documentos profesionales en el aeropuerto, por lo que tuvo que empezar otra vez de cero en EEUU para poder ejercer como maestra. José Manuel Fajardo murió en 1980, a los 47 años, solo cuatro después del abuelo Leonardo.

Su madre triunfó ‘rapeando’ en las redes sociales a los 87 años

La madre de la cantante falleció en junio de 2017 a los 88 años, tras permanecer 33 días hospitalizada por problemas gastrointestinales. Poco antes de morir, se convirtió inesperadamente en una celebridad en la redes sociales, donde era conocida como ‘Rapuela’ por sus vídeos cantando a rimo de rap junto a su nieta Emily, que entonces tenía 21 años y poco después iniciaría oficialmente su propia carrera como cantante. Unas intervenciones –las de Gloria madre–llenas de espontaneidad, vitalidad y sentido del humor que empezaron como una felicitación musical de carácter puntual a Gloria Estefan y obtuvieron una gran repercusión.

Ataviada con una gafas de sol y una sudadera con capucha, ‘Rapuela’ –apodo que le puso su propia nieta– improvisaba letras dando marcha al cuerpo mientras Emily marcaba el ritmo con la boca o ayudándose de una sartén: “Esta familia quiere celebrar, ‘happy’ familia queremos gritar, no coman mucho o van a explotar”; “Muévelo pa aquí, muévelo pa allá. Que va mi nieta linda y yo quiero llorar”; o “Tengan cuidado que la cerveza verde les puede emborrachar” (por la fiesta de San Patricio). Incluso llegó a cantar desde el hospital con una cánula de oxígeno en la nariz: “Saludos de ‘Rapuela’ desde el hospital; por sus oraciones ya no me siento mal. Por Dios sigan rezando que ya me quiero ir. No hay nada que a ‘Rapuela’ la pueda destruir”.

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