La Asociación Española Primera de Socorros Mutuos de Montevideo festeja su 170 aniversario

El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, la vicepresidenta, Beatriz Argimón, el cuerpo diplomático español y directivos de las entidades de la colectividad acudieron al acto conmemorativo

Asociación Española Primera de Socorros Mutuos de Montevideo
En el centro, el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, el presidente de la Asociación Española Primera de Socorros Mutuos de Montevideo, Fernando García, y la vicepresidenta del Gobierno, Beatriz Argimón, junto a otros directivos de la entidad.

Con un espectáculo de ballet, la Asociación Española Primera de Socorros Mutuos de Montevideo culminó los festejos del 170 aniversario de su fundación con la presencia del presidente de la república uruguaya, Luis Lacalle Pou, la vicepresidenta, Beatriz Argimón, el expresidente, José Mujica, otras autoridades de gobierno y la delegación diplomática española encabezada por el embajador Santiago Jiménez Martin.

También estuvieron presentes la intendente de Montevideo, Carolina Cosse, y el de Canelones, Yamandú Orsi, donde también la mutua tiene policlínicas, al igual que en los departamentos de Maldonado y San José.

Por otra parte, también asistieron invitados directivos de varias instituciones y de las federaciones de la colectividad española.

Las celebraciones se iniciaron el pasado 24 de septiembre cuando la directiva presidida por Fernando García realizó una romería al viejo estilo de las que se hacían el siglo pasado, en el polideportivo del Centro Gallego donde funcionarios y directivos disfrutaron de la actuación de los cuerpos de baile del Centro Asturiano y del Centro Gallego.

Allí se entregó un reconocimiento a los dos últimos presidentes de la institución, José María García y Gerardo García Rial, así como también al actual gerente general, Julio Martínez Pérez, sobre los que pesó la responsabilidad en la ardua labor de la pandemia donde tuvo a la mutua como protagonista de primera fila.

Tres pisos del hospital Oscar Magurno, llevarán los nombres de estos expresidentes, en tanto el viejo hospital será renombrado Martínez Pérez.

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El presidente de La Española, Fernando García, dirigió unas palabras a los asistentes a la romería.

Al día siguiente, el 25 de septiembre, la Asociación Española celebró el acto institucional por su aniversario que llevó el nombre de ‘170 años construyendo confianza’ en el auditorio Adela Reta. Comenzó con una recepción en el vestíbulo donde los invitados diplomáticos, políticos, personalidades, directivos de instituciones de la colectividad y otros invitados, recibieron un libro con la historia de la mutua.

Los festejos continuaron posteriormente en la sala principal del auditorio donde se interpretaron los himnos, uruguayo y español que fue ejecutado por la banda del Centro Asturiano Casa de Asturias.

Luego fue el presidente Fernando García quien dio la bienvenida y el gerente general Julio Martínez quien plasmó el presente y el pasado en el futuro que tiene proyectado la Asociación Española.

Martínez recordó, paso a paso, las adquisiciones tanto edilicias como tecnológicas que permitieron hoy tener casi 200.000 afiliados que avalan poder decir que llevan “170 años construyendo confianza”. Asimismo, destacó la última gran gesta de gerenciar el buque insignia de la colectividad, el Hogar Español de ancianos, justo en los momentos más difíciles de la pandemia.

“El acercamiento de los directivos del Hogar reunidos con el presidente permitió desarrollar el gerenciamiento que estamos llevando adelante”, aseguró visiblemente emocionado por la importancia que esta última aldea de muchos emigrantes tiene para toda la colectividad española y sus descendientes.

La celebración culminó con la actuación del Ballet Nacional del SODRE dirigido por María Noel Riccetto con el segundo acto de ‘La viuda alegre’.

El presidente García reflexionaba que la esencia de La Española es “que supo combinar la tradición y el cambio, y eso creo que ha sido el gran secreto”. Explicaba también que “hoy no es la misma de hace 170 años, ni siquiera de hace diez años atrás. Muchas veces paramos y nos preguntamos cuál es el rumbo que llevamos y el escenario ha ido cambiando”.

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El expresidente uruguayo, José Mujica, y su esposa también asistieron a la celebración.

La mutua, que ha crecido y tiene un gran patrimonio en sus hospitales, con policlínicos diseminados por cuatro departamentos del sur uruguayo, también cuenta con una emergencia móvil, el servicio de acompañantes ‘Familia acompaña’ y administra el antiguo Hogar Español, hoy denominado Española Hogar. Además, fomenta grupos de ciclistas, corredores y caminantes, que se identifican con La Española como grupo deportivo creando comunidad, lo mismo que hace dos siglos realizaba Vicente Arcos en la organización de las romerías del Campo Español.

La asistencia médica colectiva nació en Uruguay y en el continente americano el 25 de septiembre de 1853, fecha de la fundación de la Asociación Española Primera de Socorros Mutuos. Durante estos 170 años muchos fueron los benefactores: desde los españoles afincados en Uruguay, que hicieron fortuna en los negocios y ayudaron con generosas donaciones al desarrollo de la institución, hasta los Gobiernos españoles, desde su creación, que apoyaron moral o materialmente distintos emprendimientos que engrandecieron la Asociación más antigua de América para beneficio de su comunidad. Justamente su actual presidente, Fernando García, convocó a que “sigamos trabajando juntos como una gran familia, y en los momentos más difíciles recordemos por qué y para qué fuimos fundados”.

Un poco de historia

En un proceso iniciado el 4 de septiembre de 1853, se reunieron a instancias del catalán Miguel Roldós, y los gaditanos José María Buyo y José María Cordero, en la casa de este último, con sus paisanos Jacinto Olivelles, Rosendo Oliver, Joaquín Solé, Eduardo Ariza, Antonio Buxio y Manuel Vallejo, para crear en Montevideo una Asociación protectora de los españoles unidos en una institución sin fines de lucro y de característica de mutualidad.

Luego de varias instancias preparatorias, se convocó una reunión en la calle del Cerrito 245 en la Ciudad Vieja de la capital uruguaya, a las doce del domingo 25 del corriente, donde se aprobó la creación de la Asociación Española Primera de Socorros Mutuos.

Fundadores

Se destacan entre sus fundadores a José María Buyo, nacido en Cádiz en 1829, que con 24 años fue uno de los tres motivadores de la creación de esta entidad, conocida como La Española, para luego, el 7 de junio de 1857, fundar la Asociación Española en Rosario (Argentina) que fue la segunda de América y el 20 de diciembre de 1857 también funda la Asociación Española de Socorros Mutuos en Buenos Aires, tercera de América y segunda en la República Argentina, plasmando así la mutualidad en el Río de la Plata.

El otro gaditano que le ayudó con el proyecto del reglamento de La Española, fue José María Cordero, nacido en Cádiz en 1823, que llegó a Montevideo con tan solo 14 años acompañando a su padre en un viaje marítimo que les llevó seis meses.

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El embajador español Santiago Martín, centro, con otros cargos de la Embajada junto a directivos de La Española.

Mientras su padre trabajaba en la Posada y Café de los Amigos, él estaba empleado en la casa del médico Miguel Vilardebó, y fue cambiando de trabajo aumentando su salario, con el que, junto al dinero que ahorraba su padre, enviaban todos los meses giros a Cádiz donde había quedado su familia.

Este gaditano funda en 1840, con Cayetano Rivas, el Liceo Montevideano y más adelante la Sociedad del Magisterio y el Instituto de Enseñanza Pública.

Trabajó al lado de los antiguos maestros y grandes patriotas del floreciente Uruguay y es considerado como uno de los abnegados y eficaces educadores que tuvo la República.

El tercer integrante de aquel grupo de emigrantes ideadores de la mutua fue el catalán Miguel Roldós nacido en Barcelona en 1831 y que en 1853 era dependiente de un comercio, siendo nombrado director de la novel institución.

Estos jóvenes emigrantes, Roldós con 22 años, Buyo con 24 y Cordero con 30, demostraron tener una madurez para liderar aquel grupo de fundadores que aprobaron el primer estatuto de la Asociación Española Primera de Socorros Mutuos.

Entre los fundadores existía una gran diversidad de profesiones u oficios: fondista, sastre, impresor, albañil, carpintero, maestro zapatero, preceptor de instrucción primaria, confitero, librero, pintor, ebanista, cigarrero, dependientes de comercio, zapatero, panadero, herrero y hasta un médico y cirujano; que procedían de Vizcaya, Cádiz, Barcelona, Gerona, Tarragona, Galicia, Valencia, Castilla, Mallorca y Guipúzcoa.

Para ser admitido en la Asociación era necesario ser español, tener reputación de buena conducta y honradez, no padecer enfermedad crónica, tener de 12 a 60 años, y ejercer alguna profesión, arte u oficio. Exigía una matrícula de dos patacones al ingreso y uno de cuota mensual.

En la reforma estatutaria de 1863 se aprobó por unanimidad el ingreso a todos los socios españoles de estado casado que podían inscribir y permitir formar parte de la sociedad a sus esposas e hijos. En posteriores modificaciones se fue admitiendo que los miembros no fueran sólo españoles.

Las mujeres fueron admitidas en la Asociación recién en mayo de 1906, asociándose setenta y tres. En este terreno la Asociación Española Primera de Socorros Mutuos no fue pionera, ya que existía una primera Sociedad Nacional de Socorros Mutuos de Señoritas, fundada en Paysandú en 1893.

Diseminación de la mutualidad española en Uruguay

Luego de la fundación en septiembre de 1853 de Montevideo, le siguieron en 1860 la de la ciudad de San José de Mayo, en 1867 la de Salto que junto a la de Paysandú fundada en 1868 aún existen, pero sin la sección sanitaria y de auxilio económico.

Continuaron la de Colonia en 1871, Rosario en 1872, Melo en 1876 que también subsiste en la actualidad, Trinidad en 1877, Las Piedras en 1878, Florida en 1879 también sobreviviente sin la sección sanitaria y de ayuda económica, la de Rivera y la de la hermana brasileña de Santana do Livramento en 1879, Carmelo en 1882. En el año 1886 se fundaban las de Sarandí del Yí, Santa Lucia, Durazno, Dolores y Rocha.

En tanto, en la última década del 1800 se fundaron las de San Ramón, Mercedes, Tacuarembó, Treinta y Tres, Rosario, Paysandú, Minas, Durazno, Queguay, Maldonado y San Carlos.

También se fundaban dos en Montevideo, la Sociedad Española 2 de Mayo en el Cerro de Montevideo y la Sociedad Unión Española de Socorros Mutuos, que luego se fusionarían con la Asociación Española Primera de Socorros Mutuos entre 1908 y 1921.

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El gerente de La Española, Julio Martínez, recibió una placa de reconocimiento a su trabajo.

El profesor e investigador del servicio social uruguayo, Herman Kruse definió “al mutualismo de esos primeros años como un verdadero movimiento social que desarrolló auténticas estrategias de supervivencia”.

Aclara que “Montevideo sólo contaba con un hospital de caridad” en tanto “en las ciudades del interior se fundó un hospital de caridad en Paysandú en 1860, otro en Salto en 1878 y casi seguramente también hubo otro en Tacuarembó por esos años anteriores a la década de los 80. Pero nada más. Los ricos podían costearse la atención médica que les hiciera falta. Los pobres de solemnidad contaban con esos escasos hospitales que eran más un lugar para “bien morir” que, para sanar, pero los sectores medios y el proletariado no tenían cómo atender sus dolencias. El mutualismo vino a llenar ese gran vacío. Pero el mutualismo no se preocupó sólo por la salud. La falta de trabajo y todos los problemas derivados de la desocupación también fueron encarados por él”.

A estas instituciones en Uruguay se las llamó “mutualistas”, en otros países “mutuales”, “mutualidades” o “sociedades de mutuo socorro”.

La colectividad unida por La Española

Mientras tanto, en lo social, la Asociación Española Primera de Socorros Mutuos desarrolló una destacada tarea de acercamiento e identidad cultural de la colectividad española.

En 1877 la institución comenzó a realizar romerías en primera instancia en El Prado de Montevideo, para luego durante décadas realizar estas fiestas españolas en una Quinta sobre el arroyo del Cerrito que fue adquirido al Banco de la República en 1905.

José María Buyo al finalizar el siglo XIX reflexionaba sobre la “institución de la fraternidad española” que irá en “continuo aumento su prosperidad y los beneficios que ella ha de derramar entre nuestra inmigración honrada y laboriosa, para lustre y honor de nuestro nombre en estas Américas”.

Satisfecho por ver que “la Asociación cumple tranquila y regularmente su benéfica misión, que algunos materializan, comparándola a la luz del interés individual, con una sociedad de seguros contra los efectos pecuniarios de las enfermedades. Pero, con sus fiestas españolas desmiente este estrecho concepto, dando ocasión para que se manifieste cada año, vivo y ardiente, el sentimiento de la nacionalidad con las expansiones de la unión y fraternidad que constituyen, con el reflejo de las costumbres patrias, el gran atractivo de estas fiestas”.

Las romerías fueron impulsadas por el directivo Juan Vicente Arcos y Buyo aclara que “allí festejamos la patria ausente con todos los cariños que le guardamos y que allí hemos dejado, con todos los dulces recuerdos de la infancia, con sus glorias que celebramos embriagados de entusiasmo al rememorarlas, con sus costumbres festivas, que reproducimos, imitando la dulce sencillez de las fiestas campestres populares; y todo esto, es como un rocío refrescante y rejuvenecedor que retempla nuestros corazones, abatidos y cansados en la lucha diaria en que vivimos a causa de las circunstancias difíciles que nos crea la marcha insegura de estos países”.

Setenta años después de haber comprado, el llamado Campo Español se vende al Estado donde se construyeron viviendas que albergan a miles de montevideanos.

La mitad del ingreso de esa venta fue donada por las autoridades de la Asociación Española Primera de Socorros Mutuos al Hogar Español de Ancianos y el resto posibilitó acrecentar el instrumental y edificios necesarios en su hospital.

El barrio montevideano donde los emigrantes se reunían tocaba la gaita y panderetas, comían, bebían vino en bota y cantaban en su idioma, terminó adoptando el nombre de Villa Española fundándose allí el Club Villa Española por un puñado de aficionados al boxeo entre ellos varios emigrantes republicanos. Una de sus calles lleva el nombre de Juan Vicente Arcos.

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