La amenaza de la repetición de las elecciones generales ante la falta de acuerdo para elegir presidente del Gobierno es cada vez más plausible. El próximo 23 de septiembre, el Rey Felipe VI disolverá las Cortes y se convocarán de nuevo los comicios, tras la cita del pasado 28 de abril, si el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Unidas Podemos (UP) no logran un pacto para investir a Pedro Sánchez. El líder socialista renovó el respaldo de formaciones como el Partido Nacionalista Vasco, Esquerra Republicana de Catalunya y el Partido Regionalista de Cantabria tras las reuniones que mantuvo él y su equipo.
Asimismo, el pasado 3 de septiembre, Sánchez presentó una propuesta de programa de gobierno progresista con 370 medidas con el que atraer a Podemos, además de ofrecerle cargos en instituciones como el Defensor del Pueblo, el Centro de Investigaciones Sociológicas o la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
Dos días después se reunieron las delegaciones de ambos partidos durante más de cuatro horas sin llegar a ningún acuerdo. Y en las siguientes 72 horas no constan contactos para seguir negociando.
Podemos aceptó la oferta que el PSOE le hizo en julio, con una vicepresidencia social y tres ministerios, aunque pidiendo las competencias de Empleo y los socialistas rechazaron esa posibilidad como si ya hubiera caducado y negando reiteradamente un gobierno de coalición. El último rumor apunta a que UP podría votar a Sánchez sin nada a cambio para luego convertirse en una oposición exigente. Una opción que el PSOE no vería con buenos ojos y solo aceptaría la investidura con un acuerdo previo y garantías de estabilidad para la legislatura. Incluso Sánchez dijo que había “riesgo cierto” de elecciones.
Por su parte, el PP insistió en los últimos días en concentrar el voto de la derecha en una coalición con Ciudados, que lo rechaza porque cree que favorecería al PSOE en caso de elecciones, y Vox, que titubea al respecto.